Abriendo frentes

AutorAxel Didriksson

A un mes de la llegada del gobierno del PRI de Enrique Peña Nieto, la afirmación de que está propiciándose un cambio real con el concurso de toda la clase política tiene más de fachada que de contenido programático sustentable, puesto que entre bastidores y por encima del público y de muchos actores políticos se están imponiendo medidas nada populares y mucho menos que hayan sido sometidas a la participación ciudadana, como era de esperarse con temas tan delicados y tan demandados como la necesidad de una reforma en la educación por encima del sindicato magisterial hegemónico, efectivamente, bajo la rectoría inteligente del Estado. Por el contrario, las medidas cupulares están sacando a la calle a miles de trabajadores y maestros, para organizar el primer conflicto de mayorías afectadas por una decisión gubernamental equivocada.

El boquete que se ha abierto con el conñicto laboral-magisterial, que ya suma más de un millón de amparos en contra de las reformas a la ley laboral y movilizaciones en gran cantidad de estados de la República en oposición a la reforma al artículo Tercero constitucional, da para pensar en qué es lo que se pretende con la apertura de tantos frentes, porque a los mencionados hay que agregar los que se están abriendo en materia de telecomunicaciones, reforma fiscal y empresarial, manejo de las variables macroeco-nómicas (sobre todo desde la torpeza con la que se han presentado recientemente por parte de la OCDE y el Banco Mundial), lucha contra el narcotráfico y la delincuencia común, derechos humanos y reclamos de las víctimas de la violencia, la falta de respuesta (no la formal, por supuesto) hacia la nueva irrupción pública del movimiento armado indígena, el tema alimentario, el del agua, el de las relaciones internacionales y, por si fuera poco, la escasa importancia que tienen las políticas públicas orientadas al bienestar social. Ante ello, uno se pregunta, de nuevo: ¿el abrir tantos frentes en tan poco tiempo, con tan poco asidero político (ese denominado "Pacto por México" en realidad da más para hacer bromas que para tomar acuerdos fundamentales), hace referencia a una estrategia de división y fragmentación, o se trata de una total torpeza que hace gala de una confianza desmedida?

Por ejemplo, con apenas unas cuantas semanas, lo que se ha manejado como la reforma educativa que abatirá las terribles condiciones de trabajo de miles...

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