Académicos contra la 4T

AutorJohn M. Ackerman

En su columna más reciente del diario Reforma, Sergio Aguayo denuncia sin fundamento alguno el supuesto "anti-intelectualismo" de López Obrador, acusa a Morena de "menospreciar a la comunidad científica" y fantasea con el "desmantela-miento de la capacidad de investigación" del país.

Por su parte, Luis de la Barreda y Antonio Lazcano han publicado información falsa sobre un supuesto recorte de "entre 30 y 50%" en "los fondos para todos los centros de investigación apoyados por el Conacyt" a partir del memorándum presidencial del 3 de mayo. Este recorte supuestamente habría generado una situación en que "a algunos centros de investigación no les alcanza para pagar el agua y la electricidad". Los textos de De la Barreda y Lazcano, en Excélsior y Science, respectivamente, utilizan exactamente las mismas palabras, como si ambos hubieran sido dictados por una tercera persona.

En el mismo tono, un grupo de académicos hizo una petición en change.org dirigida a López Obrador, denunciando una supuesta "falta de confianza de una parte de la clase política de nuestro país en la ciencia como factor de progreso para el desarrollo nacional". También han circulado rumores falsos entre la comunidad científica insinuando que el nuevo gobierno estaría planeando acabar con el Sistema Nacional de Investigadores y otros programas de estímulos para la investigación en el país.

Y arrecia la guerra sucia contra la directora general del Conacyt, Elena Ál-varez-Buylla, tal y como ha sido una constante desde el primer día en que López Obrador anunció su eventual nombramiento, durante el segundo debate presidencial.

Es totalmente falso que el gobierno federal desprecie a los académicos o a la investigación científica. Al contrario, las nuevas políticas demuestran su compromiso absoluto en la materia. Por ejemplo, durante el sexenio de Enrique Peña Nieto más de 35 mil millones de pesos etiquetados para la investigación científica, casi la mitad de todos los fondos del Conacyt, fueron transferidos al sector privado.

También se inflaron drásticamente los gastos burocráticos y de administración del mismo Conacyt. Como hemos documentado en estas mismas páginas, hubo un "huachicoleo" que desvió los recursos públicos para la investigación científica a intereses y organizaciones particulares (véase: https://www.proceso. com.mx/572887/huachicoleo-cientifico).

Hoy estos recursos se recuperan para la investigación de frontera y a favor de la solución de los grandes problemas...

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