Se acerca al milagro

Le dijeron que estaba loco. 12 años después Miguel Francisco Macías continúa pintando una réplica de los frescos de la Capilla Sixtina en una iglesia de la Delegación Venustiano Carranza.

En la parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro hoy se pueden observar más de la mitad de los frescos que hay en la bóveda de la capilla del Vaticano.

El copista de 69 años pinta con el objetivo de que quienes no pueden ir a Europa conozcan la obra de Miguel Ángel en la iglesia de la Colonia Moctezuma Primera Sección.

"Aquí es traer un poquito de cultura a México en este espacio, no todos podemos ir a Roma a conocerlo", afirmó.

METRO documentó en 2007 que el diseñador gráfico jubilado del IMSS llevaba un avance del 10 por ciento de su obra.

Actualmente, con 8 de 14 lienzos colocados en el techo, grupos escolares y turistas ya visitan el lugar.

"Será difícil que tengamos la oportunidad, yo misma no he tenido la oportunidad de viajar al Vaticano a conocer la Capilla Sixtina", reconoció María Esther Hernández Zamora, profesora del CCH Oriente que acudió con 25 alumnos a la parroquia.

El padre de la iglesia, Salvador García Pérez, considera que la réplica debe ser concluida aunque los avances sean lentos por el significado que tiene para los feligreses y visitantes de la parroquia.

"Esa Capilla Sixtina de Roma es el lugar en donde se eligen a los Papas", describió.

El proyecto arrancó después de que Miguel hiciera un viaje al Vaticano en 1999 y regresara con la idea de pintar la reproducción, a lo que el párroco de ese entonces, Domingo Agapito Lujano, dio su aprobación.

"Empecé en 2001 con los proyectos apoyado por amigos arquitectos", recordó el copista, "me dijeron que era una locura, que estaba loco en pintarlo, y menos sin cobrar".

Miguel dijo que en ocasiones faltan recursos para continuar con el proyecto ya que hasta el momento lo ha financiado con donaciones de los feligreses y con su propio dinero.

"Es por amor al arte, no se paga, no se cobra", apuntó.

El copista utiliza la azotea de un edificio contiguo a la iglesia para pintar, con cuatro voluntarios, lienzos con acrílico de 3 por 15 metros que colocan en un bastidor de metal antes de empezar a pintar.

Cada vez que termina un fragmento, Miguel renta una grúa para elevarse...

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