De adicciones y debates

¿Qué pasa en el cerebro de un consumidor cuando está bajo los efectos de la mariguana? ¿De qué manera afecta el consumo de esta droga al desarrollo ? cerebral de los niños? ¿Es verdad que un marigua-no tiene el cerebro frito y por lo tanto no puede tomar decisiones como los demás? Esto y más respondió Jesús Ramírez Bermúdez, director del área de neuropsiquiatría del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, académico en la UNAM y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, además, es hijo del escritor José Agustín. Sus respuestas son muy inquietantes:

Yo creo en "Primero no dañar", la primera regla hipocráti-ca de las mejores prácticas clínicas. ¿La mariguana daña? A los expertos en neurociencias se nos pide que expongamos, principalmente, los daños a la salud, en particular al cerebro, que produce la mariguana y siento que esto forma parte de una política que tiene como objetivo legitimar la prohibición, así como el tratamiento penal de los consumidores que están en prisión por poseer pequeñas cantidades de mariguana que apenas rebasan el límite permitido o no lo rebasan y les siembran más droga para acusarlos de portar cantidades mayores. Por eso creo que como médicos no sólo debemos analizar los daños a la salud que produce la mariguana, sino poner un mayor énfasis en la prevención y el tratamiento de las enfermedades. Entonces no podemos desligarnos de la responsabilidad de avalar o rechazar el tratamiento penal, porque ése es "el medicamento" que está usando la sociedad para combatir la adicción a la mariguana.

Ese "tratamiento penal" desde el punto de vista de la medicina es un tratamiento que tiene una pésima relación costo-riesgo-beneficio, porque los costos son altísimos para el Estado y los contribuyentes en general si de sobrepoblación en las cárceles hablamos; los riesgos o perjuicios que produce el tratamiento incluyen: pérdida de la calidad de vida, pérdida de la funcionalidad social, exposición a drogas de más alto riesgo de peligrosidad, exposición a conductas de riesgo en la cárcel como violencia física, sexual y psicológica, y al día de hoy nadie puede defender los beneficios marginales que se obtienen con la encarcelación de los consumidores y la prohibición que prevalece. Si el tratamiento penal fuera un medicamento, evaluado por la Cofepris, por la Food and Drug Administration de Estados Unidos, lo rechazaríamos sin ninguna duda. ¿Este tratamiento fue basado en evidencia médica? Definitivamente no. Es un...

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