Ahogado de la risa

Resulta que el embajador de una pequeña nación africana tuvo la oportunidad de visitar Rusia y estuvo muy entretenido con el secretario de relaciones exteriores ruso.

Por tres días, el embajador africano disfrutó vinos, grandes cenas y generalmente fue tratado con la mejor hospitalidad que Rusia podía ofrecer.

En su último ida de visita, el canciller ruso se le acercó...

- Parece que su estadía está llegando a su final- le dijo al africano- y creo que es tiempo de que usted juegue nuestro tradicional juego de la Ruleta Rusa. Uno de los seis compartimentos de la pistola está cargado, usted gira el cilindro, apunta el arma a su cabeza y jala el gatillo.

Esto paralizó al africano por un momento pero, como era un hombre orgulloso proveniente de un pueblo guerrero, mostrar su miedo no era una opción viable.

Ambos hombres cogieron sus armas, giraron los cargadores y jalaron los gatillos...

¡CLICK! ¡CLICK!

A ninguno le tocó balazo por lo que ambos embajadores respiraron con alivio.

El embajador africano estaba tan impresionado con un juego de tanto valor que pensó muy detenidamente y por largo tiempo sobre el tema antes de que el canciller ruso visitara su país.

Cuando llegó la hora de la visita, el embajador africano trató al funcionario ruso con toda su hospitalidad, hasta que llegó el día final de su estadía.

Guiándole hasta un cuarto secreto en el palacio, el embajador africano le dijo...

- Ahora es tiempo de que usted juegue nuestro juego, Ruleta africana.

Mientras se lo decía, guiaba al embajador ruso a un aposento, donde se encontraban seis bellas mujeres desnudas.

- Estas mujeres son las mujeres más bellas de cada una de nuestras tribus- dice el africano- cualquiera de ellas le dará sexo oral, haga su elección...

Al canciller ruso le maravilló la idea pero no podía ver la relación de este juego con el de la ruleta rusa.

- Bueno- dijo el ruso al tiempo en que se bajaba rápidamente los pantalones y le metía el pito en la boca a una de las mujeres- ¿pero dónde está el riesgo?

- Sencillo, señor- le dice el africano- una de ellas es caníbal...

····

Dos...

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