Ahogado de la risa

Dos campesinos, Juan y María, se preparaban para ir al campo a realizar sus tareas y comienzan la siguiente conversación:

- Oye Juan, ¿cómo es eso de la reencarnación?

- Ay María, súbete a la burra, aquí junto a mi, y en el camino te explico.

Una vez en camino, cabalgando ya los dos sobre la burra, Juan le dice:

- Mira María, ¿ves aquella vaca? Esa puede ser tu tía Gertrudis en esta su nueva vida.

Y a continuación le dice:

- Mira, ¿ves esos puercos que están allí in el lodo? Pueden ser tu tío José y tu hermano Remigio, los que se ahogaron en el río.

Y Maria va enojándose porque Juan sólo hacía referencia a sus familiares.

- Mira Maria, ¿ves aquel perro roñoso? Ese puede ser tu primo Cipriano.

De repente Maria comienza a sollozar y Juan, sorprendido, le pregunta por que llora, a lo que ella le contesta:

- Ay Juan, mi siento muy triste...

- ¿Pero por qué Maria?

- Porque seguramente venimos sentados en tu "pinchi" madre.

Cierta noche en el cuartel, el general salió de su residencia a fumar un cigarrillo. A lo lejos vio un grupo de soldados sentados y riéndose a carcajadas; sin pensarlo dos veces, se acercó a ellos. Todos, incluyendo un sargento, se cuadraron militarmente, con turbación, ante el general.

El sargento se excusó y le dijo que estaban contando chistes, pero que eso no volvería a pasar. Restándole importancia, el general respondió:

- Nada de eso sargento, a mí me encantan los chistes, así que continúen.

- Ninguno se atrevía a contar un chiste. Entonces, el sargento no aguantó más y comenzó:

- Bueno, mi general, precisamente les estaba contando uno a los muchachos, cuando usted llegó: ¿Cómo...

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