Ahogado de la risa

El humor negro es como el reguetón: o te prende o lo vomitas. Así que si no tienen estómago para unos chistoretes ácidos, mejor pasen a la página siguiente.

Una niña le dice muy emocionada a su hermana:

-Papá trajo un regalo y es para mí.

-¿Y cómo sabes que es para ti? -pregunta la otra medio celosa.

-Pues porque es una televisión y tú eres ciega... ¡tonta!

-Mamá, mamá, ¿me das galletas?

-No.

-Ándale mamá, ¿aunque sea sólo una galleta? Es que hace muchos días que no como.

-¡Que no!

-Por favor mami, no seas así, ¿sí?

-Bueno, lávate las manos y toma una.

-Pero si no tengo brazos.

-¡Ah, no! Sin manos limpias no hay galletas.

Una mujer saca a pasear a su perro, que no tiene patas, en una carreola. Un chico se detiene frente a ellos y dice:

-¡Hola, qué perro tan bonito!

-¿Te gusta?

-Mucho, ¿cómo se llama?

-Ah, eso no importa. Total, cuando le hablas... no viene.

Un hombre sufre un accidente vehicular y termina en el hospital. Cuando recobra la conciencia tras una larga operación, el médico le dice:

-Tengo que darle una buena y una mala noticia, ¿cuál quiere primero?

-Bueno, dígame la mala primero.

-Bien... tuvimos que amputarle las dos piernas.

-¡No puede ser! ¿Y la buena cuál es?

-Que el paciente de la cama de al lado le quiere comprar sus zapatos.

-¡Abuelita me mentiste!

-¿Por qué dices eso? Yo no te miento.

-¡Sí! Me dijiste que mi hermanito era un angelito.

-Sí, eso es cierto.

-¡No, mentirosa!

-A ver...

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