Ahogado de la risa

No hay fecha que no se cumpla, ni fulano que no se muera.

El día que James Bond muere, llega al cielo y San Pedro le pregunta.

-¿Cómo te llamas?

-Mi nombre es Bond, James Bond.

-¡Sí, como no! Todos dicen lo mismo. Te voy a hacer una prueba y, si la pasas, te creo. Vas a entrar a ese cuarto que está lleno de gente y me traes a Adán.

Pasan dos minutos y James Bond sale con Adán esposado, entonces San Pedro pregunta:

-¿Cómo lo hiciste?

-Fue muy fácil, era el único que no tenía ombligo.

San Pedro libera y vuelve a meter a Adán en el cuarto, le ordena a todos que se disfracen. Después vuelve a retar a Bond y a los cinco minutos sale nuevamente con Adán esposado.

-¿Pero cómo lo hiciste ahora?

-Era el único que no tenía costilla.

-Esta bien, última prueba -replica San Pedro.

Ahora ordena que todos se vistan igual y le pide lo mismo a Bond.

Esta vez pasan 10 minutos y sólo se escuchan gritos, a los 20 minutos se empiezan a escuchar golpes y por fin, a la media hora, sale Bond con Adán esposado.

- ¡No lo puedo creer, tú sí eres James Bond!, pero dime, hijo, ¿cómo lo hiciste?

- Fácil, me puse a mentarles la madre de todos y el único que no se ofendió fue éste.

Cuatro monjitas mueren y pasan con San Pedro para poder entrar al cielo. El santo le pregunta a la primera:

-Hermana Verónica, ¿ha tocado alguna vez un miembro masculino?

-Sí, pero que sólo lo toqué con un dedo.

-Pues hermana, lávese el dedo aquí en el agua bendita y luego entra.

A la segunda monja le hace la misma pregunta.

-Sí San Pedro...

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