Ahogado de la risa

Mi siquiatra me dijo que estaba loco y pedí una segunda opinión... ¡me dijo que también era feo!

En un concurso de latigazos sólo para machos, se encontraban muchos hombres fuertes y fornidos y su única regla era "el que grita pierde". Poco después de dar inicio, comienzan a pasar chicos muy ponchados.

El primero soporta 20 latigazos y comienza a gritar:

- ¡Ya!, ¡renuncio, por favor!.

Pasa otro con pinta de fisicoculturista y soporta 30 latigazos:

- ¡Noooo, por favor, ya no aguanto más!

En eso, aparece un chico muy delgado y débil, quien decide concursar por el premio de 50 mil pesos. Al pasar, comienzan a darle con el látigo hasta que llegan a 20 y la gente se emociona, llegan a 30 y los espectadores empiezan a contar:

- 31, 32, 33...

Mientras más se acercaban a los 50 latigazos y con lágrimas en los ojos del joven, la gente comienza a ovacionarlo:

- ¡Chiquitibum a la bin-bom-ba, el mudo, el mudo, ra ra ra!

Llega un chico con su novia y muy románticamente, pero con cara de pícaro, le dice:

- Te voy a dar un beso dónde nunca te lo han dado

- ¡Ay, grosero! -le contesta la chica.

- En el altar, el día de nuestra boda -le responde el novio.

A lo que la chica replica:

- ¡Ay, pendejo! Ya me estaba rasurando.

Un barco estaba a punto de ser asaltado por piratas. En la cubierta, toda la tripulación se preparaba a repeler el ataque. En ese momento el capitán lanzó a su asistente personal una orden que llenó de coraje y valentía a la tripulación:

- ¡Tráeme la camisa roja! ¡Que todos puedan verme combatir valientemente! ¡Y si soy herido, que nadie pueda ver la sangre sobre mi camisa!

Llega por fin el abordaje...

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