Ahogado de la risa

Un sabio proverbio dice que quien tiene un techo de vidrio no debe tirarle piedras a su vecino.

Era verano y hacía un calor insoportable. El marido sale del baño y le dice a su mujer:

- Gordita, hace mucho calor y tengo que cortar el césped ¿Qué crees tú que dirán los vecinos si salgo en pelotas?

La mujer lo mira y responde:

- Que probablemente me casé contigo por tu dinero.

Un tipo fue a visitar a su amigo y vecino japonés que había sido víctima de un grave accidente automovilístico. Estaba en la Cuidados Intensivos.

Al llegar encontró al nipón todo entubado. Un tubo por aquí, un tubo por allá... ¡Cables por todas partes!

Se quedó allí parado, en silencio, al lado de la cama del amigo de ojitos rasgados, que se hallaba sereno y reposando con todas aquellas mangueras conectadas a su frágil cuerpo. De repente, en un momento dado, el japonés despierta y con los ojos casi fuera de órbita, grita:

- ¡SAKARO AOTA NAKAMY ANYOBA, SUSHI MASHUTA!

Dicho esto, suspiró y pasó a mejor vida.

Las últimas palabras de su amigo muerto, quedaron grabadas en la mente de nuestro protagonista. En el funeral del japonés, el individuo en cuestión se aproximó a la madre y a la viuda y les dijo abrazándolas:

- Señora Fumiko y señora Shakita, nuestro querido Fuyiro, segundos antes de su fallecimiento, me dijo estas palabras que no consigo olvidar: " ¡SAKARO AOTA NAKAMY ANYOBA, SUSHI MASHUTA!" Y no sé qué quieren decir.

La madre de Fuyiro se desmayó casi al instante, y la viuda miró asustada al vecino.

El tipo insiste:

- ¿Qué quieren decir esas palabras, señora Shakita.

La viuda lo miró...

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