Ahogado de la risa

Cuando uno va de turista, hay que fijarse bien en dónde se mete...

Un turista latinoamericano se va de vacaciones a oriente. Durante su viaje fue promiscuo sexualmente y no tomó ninguna clase de precauciones.

Una semana después de llegar a su país, mientras estaba en la regadera, descubrió que sus genitales estaban llenos de unas manchas verdes y moradas. Horrorizado, fue a ver al médico inmediatamente.

El galeno le ordenó unos exámenes y después de analizarlos le dijo:

--Le tengo malas noticias: usted está infectado por el virus de Mongolia. Es extremadamente raro y, lo siento, pero esto no tiene cura. Vamos a tener operarlo para cortar su miembro viril y así eliminar la infección.

El hombre horrorizado y angustiado grita:

--¡Nooooo! ¡Quiero una segunda opinión!

--Bueno, es su decisión, pero le aseguro que la amputación es la única solución --le dijo el médico.

Al día siguiente el hombre se busca un especialista chino, quien lo examina y le dice:

--Usted tenel vilus de Mongolia.... Sel muy lala enfelmedad.

-Sí, lo sé; pero ¿qué solución me da usted? ¡Mi doctor quiere hacerme una cirugía para cortármelo y yo no quiero eso!

El médico oriental sonríe y, moviendo la cabeza, dice:

--¡Estúpilos mélicos molelnos! Siemple quielen opelal pala sacal más linelo... ¡Ustel no necesita sel opelado!

Al escuchar las palabras del medico oriental, el paciente agradecido y feliz exclama:

--¡Gracias a Dios! Yo lo sabía, lo sabía. Entonces, ¿que hay que hacer?

--No se pleocupe --dice el médico chino--, solo salte... salte... salte... salte... salte... ¿Ve? ¡Caelse solito, sin opelación!

Un turista italiano entra a la habitación del hotel y no teniendo nada mejor que hacer, decide leer un poco a fin de conciliar el sueño. En la mesita de noche ve un libro cuyo título le llama la atención: "El libro de las estrellas".

Se recuesta en la cama abre el libro por unos instantes, e inmediatamente llama a la recepción del hotel.

--Recepción, ¿en que puedo servirle? - le contesta una sensual voz femenina.

--Gracias señorita --dice el turista--, estoy algo aburrido y me gustaría conocer algunas alternativas en cuanto a lo que ofrece la vida nocturna de esta ciudad...

--Si señor, inmediatamente le hago llegar a su habitación un folleto turístico de la ciudad en donde encontrará todo lo que usted necesita --le dice la recepcionista.

--Es usted muy amable, ya tengo uno de esos folletos... pero me gustaría...

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