Ahogado de la risa

Con este frío ya deben ir pensando en qué harán para entrar en calor y no me refiero a lo que ya se les vino a la mente, ¡pecadores!

Un cura es enviado a Alaska. Un obispo lo va a visitar un año más tarde y le pregunta:

- ¿Y cómo le va aquí? ¿Cómo hace para estar bien tan alejado del calorcito?, dice el obispo friolento.

- Bueno, si no fuera por mi santísima María y mis dos whisky al día, estaría completamente perdido. Por cierto, ¿le gustaría tomar un whisky?

- Sí, por favor y me alegra que nuestra religión le de fuerzas y lo ayude.

- Qué religión ni que nada, ¿de qué habla? ¡María! ¡Trae un whisky al obispo!

Un maestro les advierte a sus estudiantes sobre los peligros de salir con el clima frío con la vestimenta incorrecta y les cuenta una breve historia:

- Había una vez un muchachito, que estaba tan ansioso por salir a jugar con su trineo, entonces no se puso un abrigo y una bufanda. Al salir a jugar el frío le provocó una neumonía y a los días el pequeño murió.

El profesor hizo una pausa para permitir que la moraleja de esta historia haga efecto en los jóvenes. Desde el fondo se escucha una voz que pregunta:

- Profesor muy linda historia, pero ¿qué pasó con el trineo?

Luz y Octavio, una pareja de jóvenes recién casados, le compró a un matrimonio de ancianos una casa antigua, ubicada en la parte más fría de Nueva York. Cuando llega el invierno, los jóvenes se empiezan a preocupar por la calefacción en el nuevo hogar. El muchacho le dice a Luz:

- Mi amor, si ellos pudieron vivir aquí...

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