Ahogado de la risa

Ahí les va una segunda tanda de chistes locochones:

En el manicomio, un loco gritaba:

-¡Yo soy el enviado de Dios!

Se le acerca otro loco y le dice:

- No, ¡Yo soy el enviado de Dios!

Y así, los dos locos discuten.

Entonces, se acerca un tercer loco, y les pregunta:

-¿Qué pasa aquí?

Y el primer loco dice:

-¡Yo soy el enviado de Dios!

Y el segundo dice:

-No, ¡Yo soy el enviado de Dios!

Entonces, el tercer loco dice:

-Un momento... ¡Yo no he enviado a nadie!

Al regresar a casa un escolapio se dirige a su madre:

-Mamá, mamá, en el colegio dicen que estoy loco.

-¿Y quién dice eso de ti?

-La sillas, mamá, me lo dicen las sillas...

Dos compas en plena conversación.

-¿Cuántos locos crees que andan sueltos caminando por la calle?

-A mí me da igual, ¡yo soy invisible!

Dos orates se encuentran en el patio de un manicomio; uno de ellos le enseña el puño cerrado al otro y le dice:

-¿A que no adivinas qué tengo en la mano?

-Mmm... ¡un elefante!

El del puño cerrado pone cara de fastidio y replica:

-Sí, vale, bueno, pero ¿de qué color es?

Pasa un loco por delante de un escaparate y se ve reflejado en el cristal.

Se pasa todo el día pensando: "¿De dónde conozco yo al compa que estaba en el escaparate?".

Por la noche, cuando ya estaba acostado, sigue dándole vueltas a la...

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