Ahogado de la risa

Hay muchas historia del Viejo Oeste, de pasión, amor, balazos, fiebre de oro, apaches y demás, pero también hay algunas que nos sacan unas buenas carcajadas. Ahora sí que nos cuenten una de vaqueros.

Un vaquero encuentra un indio acostado a la orilla del camino con la oreja pegada a la tierra. Curioso por esta costumbre, le pregunta qué pasa, a lo que el indio le contesta:

- Carreta grande, cuatro ruedas, cuatro caballos, carreta llevar hombre blanco, rifle en brazos, al lado hombre blanco, mujer bonita, pelo largo, mujer llevar niño recién nacido en brazos.

El vaquero sorprendido le comenta:

- ¡Caramba! Yo había escuchado de la habilidad de los indios para detectar si vienen caballos o carretas con sólo pegar el oído a la tierra, pero usted me ha sorprendido, ¿Cómo es que puede dar tantos detalles con sólo pegar su oído a la tierra?

- Es que... ¡acaba de pasarme por encima!

Un vaquero que entra en una cantina y, al cabo de un rato, sale y dice:

- ¿Dónde está mi caballo? Como salga en un minuto y no encuentre mi caballo, voy a tener que hacer lo que hice en San Francisco.

Luego de un minuto vuelve a salir y dice:

- ¿Dónde está mi caballo? Aquí no está.

Y vuelve a decir:

- Como mi caballo no este aquí en un minuto, voy a tener que hacer lo que hice en San Francisco.

Al cabo de un minuto.

- Muy bien, mi caballo ya ha parecido, así me gusta.

Y dice un tipo de la cantina:

- Creo que hablo en...

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