Ahogado de la risa

En medio del combate al bicho va nuestro reconocimiento a los médicos y también una dotación de chistes con ellos:

- Verá doctor, tengo un problema. Cuando hago el amor con mi mujer, me da la impresión de que no siente nada. Algunas veces incluso se duerme.

- Eso tiene una explicación científica. Algunas mujeres en estado de excitación se acaloran tanto que les es imposible sentir nada. Trate de hacer el amor y abanicarla al mismo tiempo.

- Gracias doctor.

Y esa noche así lo hizo. Pero cuando atendía al abanico no atendía a lo otro. Así que contrató a un negro para que abanicase a su señora.

- Venga, negro, abanica. ¿Sientes ahora Maruja?

- No, nada.

- ¡Más fuerte negro! ¿Y ahora, Maruja?

- Nada, nada.

- Negro, trae el abanico y ponte tú.

El negro se sitúa encima de Maruja y el marido abanicaba.

- ¿Y ahora Maruja? ¿Sientes?

- Siiiiiiií, siiiiiiiiiií, ahora siiiiiiií!

- ¿Ves negro? ¡No sabes ni abanicar!

Entre dos hombres:

- Mi doctor me aconsejó renunciar a jugar futbol.

- ¿Por qué, estás enfermo?

- No, él me ha visto como juego.

La maestra en la escuela de Jaimito:

- A ver, mañana me traen todos un objeto relacionado con la medicina.

Al día siguiente:

- A ver, Manolito, ¿qué has traído?.

- Pues, unas tiritas, señorita.

- ¡Ah, muy bien! ¿quién te las ha dado?

- Mi mamá.

- ¿Y qué te ha dicho?

- Que sirven para curar las heridas y los golpes.

- Muy bien, Manolito. A ver, tú, Jaimito, ¿qué has traído?

- Una bombona de oxígeno.

- ¡Ahhh, qué bien! ¿quién te la ha dado?

-...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR