Y ahora, el aluvión del desempleo

AutorAdrián Foncillas

BEIJING.- China es la primera gran economía que sale de los números rojos y es improbable que le sigan más países a corto plazo. La expansión de 3.2% de su PIB en el segundo trimestre de 2020 elude la recesión técnica tras el derrumbe de 6.8% del periodo anterior y certifica que ha superado los estragos del coronavirus.

Hoy China carece de nuevos contagios mientras Estados Unidos, Europa y Japón lidian con oleadas que presagian más confinamientos.

Sometido el virus, con todas las reservas que la prudencia exige, Beijing brega ahora con la pandemia del desempleo, un problema compartido con el mundo, aunque sumamente preocupante en China por su magnitud, la precaria red de cobertura y los riesgos de conflicto social.

Las cifras oficiales hablan de un razonable 5.7%, pero desatienden a los 300 millones de mingong o migrantes laborales de provincias rurales que buscan sobrevivir en las ciudades y fábricas de la costa oriental. Algunos estudios independientes son más pesimistas. La Société Générale habla de 10%, mientras la firma Zhongtai Securities lo elevaba en abril hasta 20.5%.

Es probable que la población de desempleados ronde los 70 millones, cifra superior a la población del Reino Unido. Son, en cualquier caso, un reto para el Partido Comunista que, a falta de elecciones, apuntala su legitimidad en el bienestar de su pueblo.

Los periodistas suelen detectar las palabras más repetidas en el discurso del primer ministro que inaugura la Asamblea Nacional Popular para intuir las prioridades de Beijing. Esta vez, corrupción y medio ambiente, las ganadoras habituales, quedaron eclipsadas por las 39 menciones al paro laboral.

"El discurso de Li Keqiang sugiere la importancia que Beijing concede en estos momentos a los grandes objetivos sociales y a impedir que el coronavirus suponga un retroceso. El empleo es vital porque afecta a la estabilidad", señala Xu-lio Ríos, director del Observatorio de Política China.

El académico opina que la crisis actual es más compleja porque la industria manufacturera, que el año pasado proporcionó 112 millones de empleos, quedó arrasada por la caída de la demanda externa.

Otra costumbre periodística consiste en reservar el titular al pronóstico del crecimiento anual.

En aquellos días de expansiones de dos dígitos la economía subrayaba su esplendor desbordando las conservadoras proyecciones oficiales. En los más recientes, cuando la calidad primaba sobre la cantidad, su sujeción milimétrica a los pronósticos...

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