Las albercas concesionadas, plagadas de irregularidades

AutorBeatriz Pereyra

El 15 de octubre pasado Leticia Bellamy acudió a su clase de natación en el Centro Acuático Vivanco, en la delegación Tlalpan. No tenía ni diez minutos dentro de la al-berca cuando comenzó a sentirse mareada y con náuseas. Salió del agua y, como pudo, llegó a una de las bancas cercanas a las regaderas del vestidor.

La única información que recibieron sus compañeras se las dio un profesor, quien les dijo que la señora se había sen-tido mal. Cuando la clase terminó -una hora después-, las mujeres encontraron a Leticia sentada. Pálida. Seguía sintiéndose mal y estaba muy débil. Decía que necesitaba recostarse.

Las compañeras no sabían qué hacer ni cómo ayudar. Buscaron al médico que normalmente está en el edificio, Gilberto Santamaría, pero se había ausentado para asistir a un curso. Casi dos horas después, por fin, algunos profesores de natación la sacaron en una camilla. El esposo de Leticia esperaba afuera. La mujer no podía ni caminar.

Llegó una ambulancia y los paramé-dicos comenzaron a atenderla. Le pusieron oxígeno y estaban revisándola cuando uno de ellos le espetó al esposo que debía pagar mil 500 pesos por el servicio. El hombre, que vive a unas cuadras de la instalación deportiva, argumentó que no traía dinero porque había salido a toda prisa de su casa.

Los rescatistas, entonces, le quitaron el oxígeno a Leticia y se retiraron. El señor terminó por buscar un taxi para llevarla a un hospital, donde su compañera lle-gó con el corazón detenido. Falleció por el infarto sufrido mientras nadaba y que no fue diagnosticado ni atendido a tiempo.

La vida, en juego

Leticia Bellamy Aro, 65 años, sin hipertensión ni diabetes, era alumna de la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Tuvo la mala fortuna de inscribirse en el Centro Acuático Vivanco, que antes era administrado por la delegación pero que ahora está a cargo de la iniciativa privada.

En tiempos del delegado Higinio Chávez (2009-2012), la piscina se conce-sionó a un grupo de empresarios que en la actualidad mantiene convenios con otras demarcaciones capitalinas y municipios del Estado de México. Hoy el consorcio opera al menos 17 albercas (Proceso 1876).

El día que la señora Bellamy sufrió el infarto, el administrador del Centro Vivanco, Esteban Barrón, se encontraba en las instalaciones. Sin embargo, no hizo nada para que la mujer fuera atendida.

Tampoco buscó un médico que supliera al doctor Gilberto Santamaría.

"Nadie atendió a Leticia. Nadie le dijo que sus síntomas eran de un infarto. Si la hubieran atendido estaría viva. ¿Quién es responsable? La empresa dice que ella no, que es la delegación; la delegación dice que tampoco, que los culpables son los concesionarios. Hay muchas anomalías. Nos adeudan varias clases, porque cuando la alberca está sucia, el agua se encuentra helada o tiene...

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