Albert Camus y la tormenta de la historia

María Casares, que llegará a ser la gran actriz del teatro y del cine franceses, era una exiliada española, hija de Santiago Casares Quirogas, jefe de Gobierno bajo la presidencia de Manuel Azaña. Por su parte, Camus era un pied noir, en términos mexicanos (aunque no hispanoamericanos) un criollo. A los 30 años ya se había convertido en el autor de El extranjero, Bodas, El mito de Sísifo, El revés y el derecho, Calígula y El malentendido. Sería el narrador, ensayista y dramaturgo más joven que recibió a los 44 años el Premio Nobel 1957, si no fuera por Rudyard Kipling (1865-1936), quien en 1907 lo obtuvo a los 42 años.

La excepción y la regla

La relación entre la actriz y el escritor se prolongó hasta la muerte, en verdad absurda, de Camus el 4 de enero de 1960, en el fin de una época y el comienzo de otra, los sesenta. Fue un accidente sin razón de ser pues ocurrió en una recta de la Borgoña. Entre los despojos de la catástrofe se encontraron el boleto de regreso a París en tren y el manuscrito de una novela inconclusa, en realidad una autobiografía de infancia y adolescencia, que su hija Cathe-rine Camus no publicó hasta 1994. La gran traductora Aurora Bernárdez hizo posible que saliera en español en diciembre de aquel mismo año y en Tusquets Editores.

En general no se le hace ningún bien a un es-critor publicando lo que no dejó termi-¦ nado. Si se recuerda que la estupidez de algunos enemigos objetó a Camus el hecho de escribir demasiado bien, veremos a El primer hombre como un borrador, una primera versión que se transformaría varias veces antes de que su autor lo diera por terminado. Siempre hay excepciones y este libro es una de ellas. Funciona como memorias de ultratumba, indispensables para entender a Camus y su actitud ante la guerra de Argelia que tantos reproches despertó en su momento.

Enseñanzas de la miseria

Como novela cumple con la exigencia de Solyenitzin: ser nuestra única manera de vivir las experiencias que nunca hemos tenido. Para enterarnos de qué se siente nacer pied noir y más que pobre en la Argelia del siglo pasado, El primer hombre es insustituible. Ninguna obra histórica ni sociológica puede darnos la visión desde dentro que proporciona Camus. Son páginas esperanzadoras en el sentido de mostrarnos que nadie nace condenado y casi siempre es posible hallar una oportunidad. Un niño huérfano, hijo de una sirvienta y crecido en la miseria, logra convertirse en uno de los grandes escritores franceses.

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