Alegna González, el éxito detrás de la soledad

AutorBeatriz Pereyra

La Venta, Parque Nacional del Desierto de los Leones, al poniente de la Ciudad de México. Altitud: dos mil 700 metros; 7:35 horas de febrero, 15 grados centígrados. La campeona mundial juvenil de los 10 mil metros de marcha, Alegna González Muñoz, comienza su calentamiento.

Le esperan 20 kilómetros de subidas y bajadas sobre la carretera que cruza el bosque. El recorrido le tomará una hora y 45 minutos marchando a un ritmo constante.

La acompañan Valeria Ortuño, medallista de plata en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Nanjing 2014 y bronce en la Copa Mundial de Roma 2016; César Córdoba, de 16 años, primer lugar mundial de la categoría sub 18, y Virgilio Galindo, de 24 años, empecinado con esta disciplina.

Es la etapa de entrenamiento en la que se trabaja la resistencia. Al grupo de marchistas del entrenador Ignacio Zamu-dio les toca sesión de volumen. Caminar y caminar. Resistir. No hay pausas ni para hidratarse. Zamudio se baja de la camioneta que los acompaña durante el recorrido para entregarles en mano las botellas de Gatorade. Se apresura a darle a uno y a otro.

Los cuatro marchistas se acompañan hasta que en la pendiente más pronunciada Córdoba y Galindo se adelantan. Unos metros más Ortuño sigue firme. Alegna se rezaga, se queda sola. Las piernas le pesan. Caminar. Resistir. Desde la camioneta a vuelta de rueda Zamudio le acerca la bebida hidrante. Un trago. "A Alegna le cuestan mucho trabajo las pendientes", dice el entrenador. No hay señales del esfuerzo en el rostro de la atleta. Otro trago. La mirada extraviada. Siente dolor, pero no lo enseña. Sigue caminando. Resiste. Alegna sola en medio del bosque. La solitud de la marcha.

A Alegna le cuestan las subidas, pero en los recorridos planos es como una gacela. En el Campeonato Mundial por Equipos de Marcha, realizado en Taicang, China, en mayo de 2018, caminó el último kilómetro en 4:08 minutos. Iba en tercer lugar detrás de la ecuatoriana Glenda Mo-rejón y de la japonesa Nanako Fujii. González se vislumbraba en el podio con una medalla de bronce cuando la australiana Katie Hayward la rebasó.

Faltaban 2 mil metros para completar los 10 mil del recorrido. Alegna caminaba a una velocidad de 4:30 minutos por kilómetro. Aceleró el paso. En un cierre espectacular cruzó la meta en primer lugar. Su registro fue de 45:08 minutos. Medalla de oro para México. Alegna, enorme sonrisa pintada en la cara, terminó la prueba como si no se hubiera esforzado.

"Se estaban definiendo los lugares en los últimos kilómetros y yo iba diciendo: 'Ya tengo medalla, qué bueno'. Ya estaba conformándome cuando me alcanzó la de Australia. Ahí pensé en luchar por todo lo que he hecho. Si doy todo en los entrenamientos también voy a sacarlo aquí. Empecé a jalar y funcionó. Me gusta la velocidad. Es algo que he aprendido: nunca has caminado lo suficientemente rápido. Siempre hay un poco más para dar", cuenta.

Dos meses después, en julio, ocurrió una historia similar en el Campeonato Mundial de Atletismo Sub 20 en Tampe-re, Finlandia. Hasta la mitad del recorrido, González se mantuvo en el pelotón más grande. Las marchistas llegaron a los 9 mil metros con Glenda Morejón y la turca Meryem Bekmez...

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