De Alfredo González

Señor director:

He dedicado una parte considerable de mi existencia a Isabel Vargas, dentro de la cual habitaba Isabel Vargas. Esto lo he hecho con gusto, con el placer y el compromiso que establecen, en contrato voluntario, dos amigos, dos almas que se encuentran y deciden construir una alianza, una amistad pura y sincera, donde nunca media ningún otro interés que el de compartir, de hermanarse. Mucha gente puede dar fe de esto. Como muchos, fui testigo en varias ocasiones de su genio artístico, aplaudí como audiencia esa particular virtud suya de transmitir emociones, al punto de sentir que esa voz conocía cada hilo de nuestros sentimientos, que representaba en su canto. Como pocos, fui parte de su vida íntima: de sus amores, pasiones, platillos favoritos, su nostalgia casi eterna por el tequila, ese compañero de vida que debió abandonar para seguir viviendo.

Ahora que Isabel no está, todos los recuerdos vuelven y se proyectan en mi mente, trayendo consigo momentos de carcajadas y algunas lágrimas, historias y anécdotas... esa es mi herencia y mi mayor tesoro... y no existe nadie que pueda borrarlo o robarlo de mí.

Con Chavela viajé de los escenarios hasta los médicos y los hospitales. La confianza que nuestra amistad labró así lo permitía. En México o en Costa Rica, o en donde fuera, como amigo pasé con ella varias noches en una fría habitación de hospital, sólo pidiendo a cambio que su salud se restableciera.

Ahora que Chavela Vargas no existe en el plano físico, lamentablemente también surgen personajes descoloridos que, en su afán de triunfar sin tener un talento como el de ella, se adjudican méritos inmerecidos, se martirizan y, lo que es peor, se autodenominan como sus íntimos amigos. Es fácil hablar de una persona que ha muerto, porque ya no está para defenderse o contradecir.

Chavela tenía muchos conocidos pero pocos, muy pocos amigos. En mi entender, un amigo conoce la vida del otro de cabo a rabo, desde sus preferencias y temores hasta algo tan simple como lo que puede y no puede comer. Tarde o temprano un amigo llega a conocer y a interactuar con la familia de su par; esto es irremediable y es una condición que se logra con tiempo, porque construir una amistad también es cuestión de tiempo.

Hay quien dice que Chavela estaba peleada con su país y con su familia. Lo primero radicó en un pleito con una generación que no la aceptaba, con un país muy pequeño, que no ofrecía entonces un espacio para su Arte. Lo segundo lo puedo...

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