Alta traición

AutorJohn M. Ackerman

En lugar de corregir los graves problemas y peligros de la iniciativa de reforma energética originalmente presentada en septiembre (video de mi análisis aquí: http://ow.ly/rFXcO), en total sigilo Enrique Peña Nieto junto con sus más cercanos aliados, socios y amigos abrieron todos los candados para permitir casi cualquier tipo de "contrato" o "licencia" con particulares y así permitir el control total sobre el petróleo nacional por empresas extranjeras. En lugar de "modernizar" o combatir la corrupción en Pemex, la reforma aprobada por el Congreso de la Unión en apenas cuatro días y en flagrante violación de los procedimientos legislativos, convierte esta empresa estatal primero en un contratista más de la Secretaría de Energía para posteriormente proceder a su total desmantelamiento y desaparición.

El proceso de reparto del territorio nacional entre las diferentes empresas y contratistas privados estará enteramente en manos del Ejecutivo federal sin intervención alguna del Poder Legislativo. A todos y cada uno de los cómplices de Peña Nieto les tocará su parte, incluyendo los representantes de la supuesta "izquierda", quienes hoy fingen su oposición a la reforma pero que con el Pacto por Méxi-co generaron las condiciones necesarias para su aprobación. "Para todos hay" y "No me des, ponme donde hay" son lemas típicos del priismo histórico que hoy retornan con una fuerza sin precedente.

Las instituciones públicas y la clase política entera se rinden ante los cañonazos de 50 mil dólares que hoy ya empiezan a repartirse entre cualquiera dispuesto a agachar la cabeza y estirar la mano. El enorme fraude histórico del rescate bancario del Fobaproa, orquestado por Ernesto Zedillo otro fatídico 12 de diciembre (de 1998) y que hoy todos los mexicanos seguimos pagando, resultará peccata minuta en comparación con el enriquecimiento ilícito que se generará a raíz de las nuevas "reglas" para la explotación del petróleo nacional.

A Peña Nieto y sus cómplices simplemente no les importa la enorme desaprobación ciudadana a su gobierno o el contundente rechazo popular a la privatización de la industria petrolera. Los mecanismos "democráticos" les tienen sin cuidado. Ellos mismos han señalado públicamente que no les interesa la "popularidad" ciudadana o siquiera la legitimidad institucional. Lo único que les preocupa es acumular personalmente suficientes recursos para comprar la siguiente elección y así evitar cualquier rendición de cuentas histórica con...

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