Alternativas culturales (Primera de dos partes)

AutorJorge Sánchez Cordero

En sus consideraciones, que abrevan en los postulados de Justo Sierra, José Vasconcelos y Jaime Torres Bodet, fustigó a quienes el primero consideró como mandarines culturales que "paralizaban la vida y oponían protocolarios diques retóricos". Torres Bodet lo expresaba con toda contundencia: hay que ir al pueblo, uoluer al pueblo, interpretar al pueblo y servir al pueblo.

En efecto, la cultura es del pueblo y para el pueblo. Las artes y las letras le pertenecen al pueblo, ya que finalmente es el pueblo el que las crea. La cultura, a diferencia de la educación, no se "da", y, menos, se "ordena". En una frase que ha hecho fortuna, "la cultura es a la enseñanza lo que la vida política es al conocimiento de la historia" (Gaétan Picón).

Las ideas de Torres Bodet ponen en relieve el debate que intenta dilucidar el vínculo entre cultura y pueblo, la igualdad de las culturas, las condiciones de la creación, y la función de la creación y de la innovación que controvierte constante- ^ggS^ mente el status quo ante encarnado por el Estado. ^ ^

El antagonismo natural entre la libertad cultural y el orden social ha sido secular. El orden social debe ser entendido como un activo, en tanto que cualquier limitación a la libertad cultural, ahora bajo la tutela constitucional, es contraria a su esencia. Toda evolución de la libertad cultural entraña una evolución paralela de la sociedad. Toda restricción a la libertad cultural tiende a debilitar a la sociedad y, paradójicamente, deviene en un catalizador del movimiento que pretende neutralizar (Mesnard).

Toda nueva institución o agencia cultural plantea una serie de cuestionamientos, específicamente en lo que atañe a la elección de sus alternativas, a la independencia tanto de la creación como de sus actividades. Torres Bodet, una de las figuras preclaras del siglo XX mexicano, se adelantó a su tiempo: privilegió la democratización cultural como una de sus prioridades y la consideró la raison d'étre de todas las instituciones del sector.

En nuestra época, el artículo 4o párrafo 9o constitucional postula el acceso a la cultura, lo que no tiene otro significado que reafirmar el principio republicano de cultura para todos. El proceso de democratización cultural, también bajo la tutela constitucional, implica la apertura para el acceso a nuestras instituciones, a los sitios y a las expresiones culturales, mientras que la democracia cultural conlleva el reconocimiento y la promoción de nuestra diversidad cultural. Debe hacerse mención de que en este contexto la educación artística se constituye como uno de los vectores de la democracia cultural. Para resaltar lo obvio: un sistema democrático sin "demos" no solamente es una contradicción en sus términos; es puramente "cratos", Es decir poder.

La fórmula de Torres Bodet rechazaba la definición autoritaria de cultura por la cúspide burocrática; es la democracia...

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