"El amor distante", estreno en América Latina

AutorRaúl Díaz

La trama es en realidad sencilla aunque bucólica y poética. Jaufré Rudel, trovador medieval, se encuentra en una encrucijada de su vida pensando en que ésta no tiene mayor sentido y, por lo tanto, futuro, por lo que, muy quijotescamente, imagina a la amante ideal, por supuesto inexistente.

Sin embargo, un peregrino lo desengaña haciéndole saber que se trata de la condesa de Trípoli, Clémence. El trovador, idealizando hasta la locura a la mujer amada que no conoce, se propone realizar el largo viaje que lo llevará hasta ella, pero por diversas razones este viaje se dilata. Clémence a su vez se ha enterado de la devoción que el trovador le guarda y, cayendo en la misma locura, se enamora perdidamente. Gravemente enfermo, Jaufré finalmente realiza el viaje, conoce a su amada y muere en sus brazos. Tan tan.

Musical y teatralmente el libreto en francés de Amín Maa-louf es tratado tan similarmente a Tristán e Isolda, que las reminiscencias wagnerianas despuntan de inmediato, así como también las referencias a Oli-vier Messiaen quien, confiesa la propia Kaija Saariaho, la empujó a abordar el género operístico, decisión que tomó después de presenciar una función de San Francisco de Asís del compositor francés. Más que una ópera, opinó alguien, estamos frente a un oratorio, ya que escénicamente poco se puede hacer con el texto. Texto anticlimático que, concluidas las pequeñas acciones y muerto Jaufré, ya no tiene justificación escénica para que Clémence siga por largos minutos en el foro, cancelando todo el efecto que pudiera haber producido la muerte del trovador.

Originalmente dividida en cinco actos, Mauricio García Lozano, director de escena...

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