Anatomía de la orquesta

AutorSamuel Máynez Champion

Pero, a diferencia de lo que podría inferirse, esta columna no urdirá una reseña del volumen ni sugerirá su lectura-inexplicablemente sólo se ha publicado en inglés-(1), sino que hará algunas anotaciones que ayuden a despejar ciertos aspectos desconocidos o vagos que circundan al conjunto humano que hace música de forma orquestada, acorde con los dictados de una partitura a la que no siempre se le hace justicia, y aquí sí hay que remarcarlo, debido a la ineptitud -o la egolatría morbosa- de esos advenedizos que se suben al pódium sin contar con el talento ni la preparación adecuada.

Empecemos, entonces, por la etimología. ¿De dónde viene y qué quiere decir la palabra que se usa indistintamente en casi todas las lenguas? El vocablo proviene del griego orkhéstra, mismo que se acuñó alrededor del siglo V a. C., y que se traduce como "lugar donde se danza", del verbo orkhestai (danzar) y del sufijo tra de lugar. Considerando que el origen remite a los espectáculos escenificados en los anfiteatros griegos, tenemos que un grupo indefinido de músicos se avenía a acompañar a los bailarines, quienes eran las estrellas que brillaban con mayor resplandor para satisfacción de aquellas antiguas audiencias; por tanto, el equivalente vendría a ser el actual palco escénico y no el concepto que se arraigaría dos milenios más adelante.

Antes de proseguir con un orden evolutivo, es necesario aclarar el recurrente equívoco que yace entre una orquesta sinfónica y una filarmónica. Para la mayoría son sinónimos que pueden emplearse indiscriminadamente. Mas no es así. En ambos casos se trata de un acopio de músicos que ejecutan todas las familias de instrumentos -de cuerda, de vientos (madera y metal) y de percusión-, pese a que la composición de la orquesta ha de adaptarse según la obra que se interpreta. Indicativamente, el número de integrantes para ambas oscila entre 80 y 100 elementos, superando rara vez esta cifra.

Con estas características comunes, la confusión es natural, pero aunque todas las filarmónicas son sinfónicas, no todas las sinfónicas son filarmónicas. El rasgo que las diferencia es que las filarmónicas solían conformarse por miembros de asociaciones de amantes de la música o de amateurs; en otras palabras, carecían de músicos entrenados profesionalmente y sus presentaciones públicas no tenían fines de lucro. Su etimología también lo confirma. "Filarmónica" deriva del griego y significa "amigo de la armonía". ¿Y la etimología y la aparición del...

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