Un año concentrando el poder

AutorAgustín Basave

He dicho muchas veces que el poder, por su naturaleza, no es comedido, es expansivo. Quien manda no quiere obstáculos: quiere apoyos, facilidades para lograr sus objetivos. Si la ley no castiga sus abusos, el poderoso tiende a expandir su voluntad hasta el capricho. Y Andrés Manuel López Obrador no es la excepción a la regla. A un año de haber asumido la Presidencia de la República sigue acopiando fuerza para sacar adelante la 4T, y sigue señalando que todo aquel que no la suscriba a cabalidad es un conservador moralmente derrotado. Por todo ello sorprende que se sorprendan de la insistencia de AMLO en gobernar desde un centralismo exacerbado, que quite fondos a instituciones que deberían contribuir al equilibrio o ponga incondicionales en ellas, y sorprende que no se sorprendan de que nuestras normas sean incapaces de impedirlo.

Para corroborar su autoritarismo centralista basta analizar el reciente decreto presupuestal. Un presupuesto es ideología en datos duros, es doctrina cuantifica-da. Cuando se asignan recursos finitos a programas y políticas públicas se apaga la pirotecnia demagógica de los discursos y se prende la luz de la objetividad. Es en la cantidad de dinero destinada a cada actividad donde se aprecian diáfanamente, sin margen para trucos de spin, las verdaderas prioridades de un gobierno. Y en el PEF 2020 mexicano está tan claro el afán de control y de centralización de AMLO como su vocación social. La secretaría de Bienestar gana y las instancias que no le reportan a él pierden. La restauración autoritaria emprendida por el priñanietismo continúa por otros medios. También lo he dicho en este espacio: si Peña Nieto enriquecía a sus contrapesos para cooptarlos, AMLO los empobrece para debilitarlos.

Se vale usar las mayorías legislativas y se vale que los mandatarios impulsen por esa vía a juzgadores afines. Lo que no es válido es que el poder judicial se mime-tice con el ejecutivo. Hay que reconocer que varios de los perfiles para la Suprema Corte que AMLO ha enviado al Senado son de primera, de González Alcántara a las mujeres de la nueva terna. Pero yo no conozco un caso en Estados Unidos, por ejemplo, de un Chief Justice que "se la juegue" con un presidente, adopte su lenguaje y posturas partidarias y apueste por su proyecto político ideológico. Por otro lado, tampoco se vale disfrazar de compatibi-lización ideológica y de austeridad una estrategia para violar autonomías, sacar a quienes discrepan y dejar a esos órganos en...

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