Un año de réplicas

AutorLuis Miguel Cano

Como parte de ese privilegio, en los pasados meses me ha tocado ser el responsable en materia de réplica. Así, a un año de haberse publicado la Ley Reglamentaria y en vísperas de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación decida sobre las acciones de inconstitucionalidad interpuestas por la CNDH, Morena y el PRD para cuestionar algunos artículos de esa ley, conviene hacer un par de reflexiones sobre las experiencias vividas y algunas otras vinculadas con lo que se discutirá en la Corte.

Antes que todo, vale la pena destacar una vez más que el de réplica es un derecho humano que, bien empleado, contribuye a la pluralidad informativa deseable en una democracia, pues hace posible que más voces puedan ser conocidas y valoradas en público, con la posibilidad de debatir sobre distintas versiones de nuestra realidad.

Dicho eso, no se puede dejar de reiterar que la Ley Reglamentaria expedida privilegia a los medios oficialistas, a la vez que ofrece una vía adicional a las autoridades y a la élite en el poder -que bien podrían emplear sus propios medios para hacer escuchar sus posturas- para inhibir las voces críticas de su actuación, complicando el periodismo de denuncia.

Con lo anterior aclarado, como responsable de contestar las solicitudes de réplica que han llegado a Proceso durante este año, en primer lugar puedo decir que muchas personas no atendieron los requisitos establecidos en ley para ejercer su derecho, circunstancia que me lleva a pensar que es deseable facilitar las condiciones para que las personas comunes, en las raras ocasiones en las que se encuentren involucradas en un evento noticioso, reciban todas las facilidades para que sea difundida su versión de los hechos en que se les aluda.

En segundo lugar, llamó mi atención que algunas personas con responsabilidad de gobierno, quienes pretendieron ejercer su derecho de réplica, se apoyaron en el aparato institucional a su disposición. Ello me da a entender que en este país la visión patrimonialista de los recursos públicos es realidad frecuente. Eso, o de plano la idea que está generalizada entre la clase gobernante, es que el de réplica es un derecho humano de las autoridades y en calidad de autoridades, no en su condición de particulares.

Mi convicción es que en esos casos la réplica no es la alternativa adecuada, porque quienes están en el gobierno, si se trata de debatir con seriedad sobre su actuación, tienen acceso a oficinas de comunicación social para fijar sus...

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