Desde la antigüedad, para Javier Sicilia
Autor | La Redacción |
Luis, Julio, Gabriel y Jesús. Pero quienes sin haberlo conocido nunca podemos llamarnos amigos de Sicilia gracias a la lectura de muchos años, por bien que la entendamos tenemos que decir cuánto nos duele su decisión de renunciar a la poesía.
La poesía no puede revivir a los muertos ni detener la mano de quienes torturan y asesinan. Sin embargo, sus poderes son otros como se demostró en la manifestación del miércoles 6 en el Zócalo. Allí estuvo presente y por un instante volvió a ser la palabra plural en que reconocemos nuestro dolor y nuestra rabia.
Con la esperanza de que Javier Sicilia reconsidere su decisión le enviamos desde aquí unos cuantos breves poemas que hablan desde el fondo de los siglos. Estos epigramas de la Antología Griega tienen 2,000 y 2,500 años y siguen resonando en un México en que ya nadie está dispuesto a permitir el absoluto triunfo de la muerte.
Algunos de estos versos se refieren al inexpresable dolor de perder a un hijo. No obstante, ninguno toca el hecho intolerable de quedarse sin él por obra de un acto de violencia. Sea como fuere, son actos de protesta. Protesta contra la brutalidad, la sordidez y el sinsentido que se han vuelto la materia misma de nuestros días. Que Javier Sicilia los reciba como un abrazo más y una forma de acompañarlo. (JEP)
1 Calímaco: Bajo esta losa
Aquí enterró Filipo, su padre, a Nicoteles, niño de doce años: su mayor esperanza.
2 Carifílides: Salvación
No llores en mi tumba, caminante.
He aceptado la muerte con alegría.
Al menos me evitó lo más terrible: que antes de mí murieran los que amo.
3 Simonides: Epitafio
Por Pytanax y su hermano, encerrados en tierra antes del mediodía de su radiante juventud, Megaristos, su padre, alza esta piedra: don inmortal para los hijos muertos.
4 Arquías de Macedonia: Nacer y morir
Por los niños que vienen al mundo se duelen los tracios y, en contraste, celebran la muerte.
Porque sufren los vivos el mal y el dolor no conocen los muertos.
5 Teognis: Nadie
En el país de la injusticia nadie puede sentirse a salvo.
6 Calímaco: El mañana
De este dios, el mañana, nadie sabe.
Ayer estabas con...
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