Arreola

AutorFabrizio Mejía Madrid

Arreola no toma a Papini tan sólo como escritor, sino que hace de él su propia profecía cuando toma del "Autorretrato" la siguiente descripción del autor que terminó apoyando a Mussolini: "Soy el autodidacta neto, el hombre de los manuales y las enciclopedias. A donde quiera que me vuelva, no soy un profano pero tampoco un iniciado; no tengo lugar asignado en las reuniones de los doctos, judío errante del saber. Soy como un rey que posee un gran imperio compuesto de mapas". Además de que esa última frase es el origen del cuento de Borges "Del rigor de la ciencia" -un mapa tan exacto que termina por sustituir el territorio real de un reino-, para Arreola la idea de ser alguien "que lo ha empezado todo y no ha concluido nada" deviene en instrucción de vida para el escritor de "novelas habladas" y lecturas en voz alta. Se definirá como autodidacta y, también, como el último juglar. Su errancia le llevará a preguntarse cuál es ese misterio de sí mismo.

Sabemos sobre las preguntas que se hace Juan José Arreola por el texto Memoria y olvido que le dictó, durante 36 horas, a Fernando del Paso en algún momento antes de su publicación, en 1994. Gustaba del dictado y de la charla para hacer sus libros. Bestiario, por ejemplo, le fue dictado a un joven José Emilio Pacheco en la fecha límite -diciembre de 1958- para entregarlo o, si no, Henrique González Casanova le aventaría a los abogados de la UNAM. El título de Memoria y olvido lo había usado tan pronto como 1965 para un libro que no existiría jamás. Pero muchos textos fueron quedándose con ese nombre: uno sobre Proust, uno en Con-fabulario, dos artículos de periódico. El libro es una pregunta sobre la predestinación. Le platica Arreola a Del Paso: "Nací el 21 de septiembre de 1918, o sea, el mismo día en que Marcel Proust sufrió la primera crisis de vértigo y se desplomó por las escaleras de su casa; día de San Mateo Evangelista y Santa Ifigenia Virgen; justo en la noche en que Rainer María Rilke escribió la primera carta a la que iba a ser su amiga para siempre. Fue el año en que Benedetto Croce demostró el fenómeno cósmico de la simpatía, y cuando Franz Kafka fue declarado mortalmente enfermo de tuberculosis". Se pregunta durante todo el libro, en el que va de las lecturas a los personajes -"en mi familia fuimos coleccionistas de personajes y pasábamos horas describiéndolos"- y a los episodios en Zapotlán El Grande o París, por qué no puede seguir un camino elegido y, en cambio, irse por los...

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