El atentado contra "Excélsior". Relación de los hechos (Esta es una crónica colectiva, no sólo un testimonio personal)

AutorVicente Leñero

En el primer trimestre de 1976, cuando el diario Excél-sior y la compañía editorial que lleva su nombre disfrutaban del mayor auge periodístico y económico de su historia, empezaron a surgir problemas internos: los consejos y comisiones que rigen el funcionamiento de la cooperativa quedaron casi unificados contra la dirección de Julio Scherer García y la gerencia de Hero Rodríguez Toro.

Seguidamente, como un signo externo que parecía evidenciar el propósito de destruir a Excélsior como el más importante diario autosuficiente e independiente del país, se produjo un hecho inexplicable: en la madrugada del 10 de junio, supuestos ejidatarios miembros del Consejo Agrarista Mexicano dirigido por Humberto Serrano, candidato a diputado del PRI, invadieron el fraccionamiento Paseos de Tasqueña. Los terrenos en que se levanta este fraccionamiento fueron adquiridos por la cooperativa Excélsior, mediante una operación de permuta, en 1959. En 1973 se obtuvieron las autorizaciones correspondientes para urbanizar y aprovechar económicamente el predio, y los cooperativistas decidieron repartir la mitad del producto en cantidades iguales para todos -independientemente de la antigüedad y del rango escalafo-nario- de modo que cada uno alcanzaría a recibir un total de 160,000 pesos. La otra mitad se destinaría a la construcción de una gran planta industrial para la empresa, que así garantizaría su independencia económica y su solidez periodística.

En la madrugada misma del 10 de junio, el agente del ministerio público de Coyoacán, licenciado Luis Miravent Jáu-regui, levantó un acta sobre la invasión, que fue turnada a la Procuraduría General del Distrito. En las semanas siguientes, la Procuraduría del DF declaró que la invasión no era de su competencia y no admitió más actas de los vecinos de Paseos de Tasqueña, pese a que se referían a robos, despojos, restricción al tránsito legal de personas y vehículos.

Entre tanto, en el interior de la cooperativa, los miembros de consejos y comisiones -en especial el Consejo de Vigilancia- exacerbaron sus ataques contra la dirección y la gerencia en un lenguaje insólito que adquirió tonalidades injuriosas. Al mismo tiempo algunos periódicos de la capital, que habían manifestado una sistemática hostilidad contra Excélsior pasaron directamente al insulto y se desarrolló una campaña ubicua y metódica de notas y desplegados contra la política editorial del diario y, de manera singular, contra el ensayista Gastón García Cantú. La empresa Televisa dedicó gran parte del tiempo de sus noticiarios a presentar el asalto a Paseos de Tasqueña como una legítima reivindicación de los ejidatarios supuestamente despojados -de modo que Excélsior parecía cometer los mismos atracos censurados una y otra vez desde sus páginas- y sus comentaristas vilipendiaron al periódico, sin cuidarse de la fundamenta-ción de sus cargos y en términos que incitaban a la violencia.

Proporcionó un nuevo dato significativo la unión de cooperativistas desafectos quienes, en 1965, se constituyeron durante once años en feroces impugnadores de la empresa y tuvieron difusión en panfletos que circulaban en forma anónima y clandestina. Este grupo de expulsados, que tenía como cabezas visibles a Raúl Beethoven Lomelí y Arnulfo Rodríguez, contó esta vez con el apoyo de Televisa para desplegar en sus noticiarios la significativa unión de fuerzas concertada entre ellos y los miembros rebeldes de los consejos y comisiones de la cooperativa.

Regino Díaz Redondo, responsable de la segunda edición de Últimas Noticias y presidente del Consejo de Administración, se convirtió en caudillo de esta unión. No mostró reticencia alguna en aliarse con los expulsados. Datos internos de la cooperativa, estrictamente confidenciales, se hicieron públicos en algunos de los periódicos oportunistas que se publican los domingos -y que circularon en dependencias oficiales-, y cuando menos una estación de radio, la XEX, se sumó a la campaña contra Excélsior anunciando la celebración de una asamblea extraordinaria como si se tratara de una pelea de box.

Dentro de Excélsior, y sobre todo en la sección de talleres, miembros de los consejos y comisiones esparcieron el rumor de que la invasión a Paseos de Tasqueña -y la posible pérdida de 160,000 pesos por cada cooperativista- constituían una respuesta directa a la política editorial del diario. La crítica a los actos del gobierno -decían- cancelaba todo posible arreglo. Las cosas no volverían a la normalidad hasta que Julio Scherer abandonara la dirección del periódico. En el mismo sentido se expresó más tarde Regino Díaz Redondo cuando, en una reunión pública, confesó haberse entrevistado con Humberto Serrano, el candidato priista, quien le aseguró que en 24 horas sacaría a los invasores de Paseos de Tasqueña si se producía el derrocamiento de las máximas autoridades del periódico.

Tras largos trámites innecesarios y dilaciones, la Secretaría de la Reforma Agraria dio, al fin, su ratificación definitiva a convenios celebrados tiempo atrás entre la cooperativa y los antiguos ejidatarios, y declaró satisfactoria la permuta en todos sus aspectos. Los plenos derechos de Excélsior sobre Paseos de Tasqueña demostraron así de manera indubitable, el delito en que estaban incurriendo los invasores, cuyo número aumentaba todas las noches. Ninguna dependencia del gobierno dio un paso para resolver la contradicción: legal y socialmente todo se hallaba en orden en las transacciones; sin embargo, los ocupantes permanecían allí. Expresamente, la Procuraduría General de la República avisó que procedería al desalojamiento del fraccionamiento sólo el viernes; es decir, después del 8 de julio.

Este hecho permitió que los miembros de consejos y comisiones manejaran demagógicamente ante sus compañeros -siempre al nivel del rumor, de la plática en grupos- la "prueba fehaciente" de la incapacidad de sus autoridades.

Sabedor de que su cargo como presidente del Consejo de Administración terminaba en diciembre de 1975 -al cabo de dos años de ejercicio-, Regino Díaz Redondo tuvo que participar en los acontecimientos y convocar a una asamblea extraordinaria que a todas luces, dados...

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