Aurora Reyes. La conquista de los muros para las mujeres

AutorJudith Amador Tello

El muralismo mexicano, que cumple este 2021 100 años, propició para las mujeres una ruta más allá de ser modelos o ayudantes de los llamados tres grandes; y si algunas se ayudaron de la mano de sus esposos pintores, varias se montaron en los andamios para hacer obra.

La maestra e historiadora del arte por la UNAM, Guillermina Guadarrama Peña, especialista en el estudio de las expresiones muralísticas y la Escuela Mexicana de Pintura, recuerda a Isabel Villaseñor, esposa de Alfredo Zalce; Elena Huerta, de Leopoldo Arenal (cuñado de David Alfaro Siqueiros); Olga Costa, de José Chávez Morado; y Manuela Ballester, de Josep Renau.

Puede mencionarse también a Leonora Carrington, María Izquierdo, Patricia Quijano Ferrer (viuda de Arnold Belkin), destacadamente Fanny Rabel y Rina Lazo, la más reciente del Salón de la Plástica Mexicana con Silvia Barbescu y Aliria Morales, así como la independiente Claudia Chapou, y entre la novísima promoción Stephanie Bringas y Janet Calderón, y el colectivo María Pistolas del Estado de México.

Pero de entre todos los nombres ha destacado el de Aurora Reyes, pintora, escritora, maestra, miembro del Partido Comunista Mexicano y luchadora social, quien nació el 9 de septiembre de 1908 en Hidalgo del Parral, Chihuahua, y murió el 26 de abril de 1985 en la Ciudad de México.

Su vida y obra poética y plástica se narran y compilan en el libro Aurora Reyes. Alma de Montaña, de la investigadora Margarita Aguilar Urbán -con prólogo de Alberto Híjar, especialista del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de las Artes Plásticas (Ceni-diap)-, publicado por el Instituto Chihua-huense de la Cultura, en 2010.

Nieta del general Bernardo Reyes (su padre fue el ingeniero León Reyes) y sobrina del escritor Alfonso Reyes, fue -a decir de Guadarrama- una mujer que "se em-poderó". Pues si bien entonces no existía el término, ella decidió que quería pintar, al margen del contexto que le rodeaba, y buscar un lugar como muralista.

Así, "pudo tener fuerzas para pelear y buscar un lugar en la historia del muralis-mo como autora". Y tuvo mucho que ver su ingreso a la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), donde -dice el libro de Aguilar Urbán- forjó amistad con los escritores mexicanos Juan de la Caba-da y Renato Leduc, y los cubanos Nicolás Guillén y Juan Marinello, entre otros. Entonces ya era reconocida como pintora de caballete, en cuyos cuadros hablaba de problemas sociales, como la pobreza, si bien "prefirió plasmar rostros de mujeres en un afán visible de explorar los claroscuros de la condición femenina a través de la imagen".

Añade la autora:

"El logro más importante de Aurora en esta época fue, sin duda, haber ganado por concurso la oportunidad de pintar su primer mural en el vestíbulo del Centro Escolar Revolución, una escuela modelo de la educación socialista construida en 1934. Esta...

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