Austeridad vs derroche: las becas del Fonca

AutorBlanca González Rosas

¿En qué se diferencian las actividades artísticas de otras profesiones, cómo benefician a la sociedad que las subvenciona y, sobre todo, cuáles son los indicadores de evaluación que justifican sus privilegios?

Pertenecientes a las políticas neoliberales que impulsó el expresidente priísta Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), las erróneamente llamadas becas son en realidad tanto una pensión que se le otorga a los Eméritos de manera vitalicia, como una subvención -o seguro de desempleo- para los beneficiarios del SNC que, con algunos intervalos, se les da también de manera indefinida. Estructuradas administrativamente durante los primeros años de la gestión del funcionario priísta Rafael Tovar y de Teresa como presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) de 1993 a 2000, las becas requieren de una evaluación, reestructuración o desaparición que la actual Secretaria de Cultura y admiradora de Rafael Tovar, Alejandra Frausto, todavía no ha mencionado.

Convertidos en una comunidad burocrática que se reproduce y apoya de manera tribal, los becarios en artes visuales del Fonca se dividen en cuatro tipos de creadores: • Eméritos, que aceptan el beneficio vitalicio a pesar de las altas cotizaciones de sus obras.

• Aquellos pertenecientes al SNC que carecen de un mercado y posibilidades de exhibición en espacios relevantes.

• Los miembros del SNC que pertenecen a establos galerísti-cos de prestigio y cuentan con un mercado satisfactorio.

• Y aquellos también del SNC, que reciben un salario por actividades de tiempo completo en claustros académicos o instancias gubernamentales.

Si los recursos para pagar los servicios culturales que desempeñan los...

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