Autorreferencia y autocracia: vicios presidenciales

AutorRicardo Raphael

Cuando habla de sí mismo confunde porque suele utilizar la primera persona del plural, pero en realidad siempre habla de Andrés Manuel López Obrador cuando dice "nosotros". Discursa como lo hacían los reyes en otros tiempos, que imponían su punto de vista muy individual desde un nosotros gigante, a la vez mayestático e inalcanzable.

Lo enojoso de tanta autorreferencia es que se despoja a muchos otros sujetos de sus propias luchas. Contra la corrupción han batallado muchas mexicanas y mexicanos, lo mismo que contra la pobreza, la oligarquía o el autoritarismo. Es hurto miserable desposeer a las personas de sus propias batallas, anularlas, desaparecerlas, y esto es lo que vuelve mezquino el discurso presidencial.

Sirva como ejemplo reciente la descalificación que el presidente hizo de la tarea que realiza el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval).

A propósito de esta institución aseguró López Obrador que no ha servido, que duplica funciones y que por tanto está pensando desaparecerla.

Sorprende que alguien interesado en la pobreza y la desigualdad mexicanas tenga una opinión tan negativa del Coneval. Cualquier persona seriamente preocupada por las políticas que han fallado o acertado, a la hora de enfrentar las asimetrías en nuestro territorio, tendría que haber leído, por lo menos una vez, los estudios, reportes o informes del Coneval.

Una sola visita a estos documentos es suficiente para comprender la diferencia entre el Inegi y el Coneval: el primero es un instituto que proporciona información estadística, pero no interpreta. El segundo celebra análisis, compara, obtiene valor agregado de las encuestas levantadas por el primero.

Por tanto, no son instancias que dupliquen la tarea, son distintas, aunque a la postre sean complementarias.

Este exabrupto reitera el desprecio sostenido por el presidente frente a los datos duros y su evaluación. Ahora sabemos que él no conoce las evaluaciones del Coneval sobre la política social.

¿Para qué conocerlas si él es su propia referencia, si él tiene sus propios números, si el se ha aproximado a la desigualdad mexicana personalmente?

Andrés Manuel López Obrador no pareciera interesado en visitar el esfuerzo intelectual que centenas de académicos han emprendido con seriedad, al menos desde los años ochenta del siglo pasado, para analizar las causas de la pobreza mexicana y proponer alternativas de solución.

Está convencido de que su opción es la única que hará cambiar la necia...

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