El avistamiento de la Casa de los Ladrones

AutorFabrizio Mejía Madrid

Desde hace veinte o treinta minutos estamos haciendo fila para entrar a Los Pinos y, para matar el tiempo, no tenemos más que revisar con detalle las estatuas de los expresidentes de México. Su fantasía de amarrar una y jalar y jalar hasta tirarla se la despertó un Carlos Salinas de Gortari cuya mano atenaza con angustia un libro con las palabras "Solidaridad" y "TLC". Y es que la apertura al público del espacio donde vivieron los presidentes de México encarna una mezcla plebeya entre morbo, turismo, toma de posesión, evocación de los daños que nos hicieron. Todo ello se agolpa con el sol a plomo en la Calzada de los Presidentes, pero nadie se mueve, muy pocos se toman fotos con su estatua favorita, y la espera se hace repaso de los abusos sexenales.

Las estatuas sugieren la crítica: Díaz Ordaz tiene la mano tendida; Echeverría carga un portafolios; López Portillo golpea con el puño el remate de una columna dórica; Vicente Fox tiene de la mano a una niña indígena que, a su vez, carga con una tableta electrónica. Están ahí por una idea del jefe del Estado Mayor Presidencial de López Portillo -el general Miguel Ángel Godínez-, quien encargó a escultores que de otra forma hubieran seguido amoldando toros, caballos o los mismísimos "espárragos" del Monumento a los Niños Héroes. La gente mira hacia sus pedestales y lee en voz baja el nombre y los años de gobierno; casi siempre lo que sigue es un suspiro. De pronto, un civil pasa informando:

-Los de la tercera, pueden pasar sin hacer cola -dice, refiriéndose a los mayores de 60 años.

-¿Y los de la cuarta? -grita un entusiasta de la transformación anunciada por Andrés Manuel López Obrador desde antes de asumir como presidente.

La mitad de los escuchas se ríen; la otra mitad no entendió. Lo democrático es una fila en el rayo del sol. Lo civil es tomarlo como un día de paseo por una parte del Bosque de Chapultepec que no hemos visto nunca. En la entrada de Los Pinos los mensajes chocan: mientras hay un: "Pueblo de México, bienvenido a Los Pinos"; también hay un lema del Estado Mayor Presidencial amenazante que recuerda las represiones políticas, las desapariciones, las masacres: "Al presidente nadie lo toca".

-Aquí estaba el nidito de los militares -va diciendo una señora hacia el bebé en la carriola que empuja al pasar por los cañones de la defensa contra la invasión norteamericana.

-El Estado "Matón" Presidencial -bromea un probable profesor de la Metropolitana de Xochimilco.

Me acuerdo entonces...

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