Biden y Francisco: nueva geopolítica de dos imperios en decadencia

AutorBernardo Barranco V.

Biden y Bergoglio guardan profundos paralelismos: ambos sortean circunstancias apremiantes, las crisis estadunidense y católica. Dos fenómenos de naturaleza diferente que están ligados a cierta decadencia. Sin embargo, a pesar de las disimilitudes los dos tienen la misma oposición político-religiosa férrea desde el territorio norteamericano.

La derecha religiosa supremacista, homofóbica y antiderechos ha conspirado contra Francisco, a escala internacional, con recursos cuantiosos y guarda sesgos cismáticos. Esa misma derecha religiosa, de evangélicos y católicos blancos, ha cerrado filas en torno a Trump y se enfila a convertirse en una férrea oposición al nuevo gobierno demócrata. No olvidemos que dos tercios de los evangélicos blancos y la mitad de los católicos votaron por el candidato republicano; incluso se formó en las elecciones un frente católico trampista.

A pesar de sus diferencias, Francisco y Biden se necesitan mutuamente, enfrentan el mismo enemigo que fue alimentado por el trumpismo. Si bien la disputa político-ideológica tiene su epicentro en la geografía de Estados Unidos, el argentino sabe bien que los combates son globales y se librarán en diferentes puntos del planeta. Por ello, desde el inicio Biden tendió puentes con el papa e intercambiaron agendas. Así manifestó el contenido de la llamada: "El papa expresó su deseo de trabajar juntos sobre la base de una creencia compartida en la dignidad y la igualdad de toda la humanidad en temas como el cuidado de los marginados y los pobres, abordar la crisis del cambio climático y acoger e integrar a inmigrantes y refugiados en nuestras comunidades".

Biden es un devoto católico, mucho más de lo que lo fue Kennedy. Acude regularmente a misa, tiene una honda vida espiritual y su fe es escrupulosa. Le ha ayudado a asimilar las graves pérdidas de su primera esposa e hija en un trágico accidente en 1972 y la muerte en 2015 de su hijo mayor, Joseph, a causa del cáncer. En diferentes oportunidades ha expresado que se identifica con la línea progresista de Juan XXIII y es simpatizante de las aperturas del Concilio Vaticano II.

Biden es afín a temas morales que incomodan la ortodoxia del Vaticano. Aprueba el aborto y tiene apertura a disyuntivas éticas, como la eutanasia, los derechos de las minorías sexuales y los matrimonios igualitarios. Dicho posicionamiento le ha traído durísimas críticas de católicos conservadores que lo han combatido con furia. Ahora, el presidente electo necesita...

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