El petróleo como bien cultural

AutorJudith Amador Tello

En medio del jaloneo por la reforma petrolera, sus conceptos y el uso de la figura del presidente Lázaro Cárdenas, el historiador Lorenzo Meyer ha sostenido que el petróleo forma parte de la identidad y de un nacionalismo que en la globalización se considera trasnochado, pero que es fundamental para el pleno ejercicio de la soberanía. Tres investigadores consultados por Proceso, el historiador Ricardo Pérez Montfort, el antropólogo y abogado Bolfy Cottom y el economista Carlos Elizondo Mayer-Serra, responden a la pregunta de si el petróleo es o no un elemento de la identidad nacional y si una vez que se permita la inversión privada, se abrirá más la puerta en espacios como el patrimonio cultural del país, en donde comienza a proliferar el uso turístico y comercial. Ya en julio de 2011, los investigadores Iván y Jorge Franco expusieron en estas páginas (Proceso, 1813) el caso de Yucatán, donde los gobiernos estatal y federal han permitido a inversionistas privados y extranjeros desarrollar proyectos turísticos resort, aprovechando el patrimonio cultural y natural, y algunos otros con miras a explotar las riquezas naturales y minerales de los famosos "hoyos de dona", donde hay reservas petroleras, así como los yacimientos de oro, iridio, platino y otros materiales de alto valor en la zona donde cayó el meteorito hace millones de años. Existe el temor de que al modificarse el artículo 27 Constitucional se abra más la puerta a este tipo de proyectos, advierten Pérez Montfort y Cottom. No así Elizondo, quien se pronuncia en favor de la reforma y no encuentra de qué manera podría, por ejemplo, impactar una zona arqueológica.

Proyecto demagógico

Para Pérez Montfort, miembro del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas), especialista en temas de cultura y nacionalismo y estudioso del periodo cardenista, es importante no olvidar que el gobierno de Peña Nieto es continuidad del proyecto de privatización y adelgazamiento del Estado, iniciado en los años ochenta con el régimen de Miguel de la Madrid Hurtado.

Desde entonces hubo un "golpe de timón" y el Estado dejó de ser garante del bienestar social. Y asumiendo como obligatoria la globalización, la economía nacional se encadenó cada vez más a Estados Unidos. Luego, a partir del gobierno de Carlos Salinas de Gortari, el petróleo mexicano comenzó a ser eliminado del discurso nacionalista postrevolucionario.

El investigador considera que utilizar a Lázaro Cárdenas en el proyecto de reforma petrolera es no entender la historia ni reconocer que no se vive una situación parecida a la de 1938, cuando había una enorme agresión por parte de las empresas petroleras. Además Cárdenas creía en el Estado benefactor de las mayorías, algo ajeno a los intereses que empujan el régimen de Peña Nieto

A decir suyo, a partir de la inserción de México en el capitalismo internacional, cambiaron nociones fundamentales que estaban arraigadas en el nacionalismo postrevolucionario, entre ellas la de patrimonio nacional:

"Hoy tiene una noción suficientemente laxa como para que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) (encargado del patrimonio histórico y arqueológico) tenga una participación estrecha en la organización de eventos estilo Cumbre Tajín, Plácido Domingo cantando en Chichén Itzá o Elton John en el Castillo de Chapultepec. Antes había cierto prurito, cierta vergüenza -para decirlo moral-mente-, hoy está lleno de sinvergüenzas.

"Ya les tiene sin cuidado si se ataca el patrimonio nacional o no, es más, ni siquiera lo ponen a consideración de la sociedad. Marx consideraba como una de las mejores definiciones del burócrata a alguien que considera el bien público como su bien privado. Así son...

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