UNA NIÑA BIEN... MALA / Mami Claus

¡Qué mejor regalo de Navidad que un jacuzzi, juguetes, muebles kinky y un disfraz de Santa!

Por supuesto el disfracito lo traía puesto yo y consistía en unas largas botas blancas, sombrerito tipo Polo Norte y un mini baby doll rosa con pelusita blanca simulando un trajecito navideño que, al darme la vuelta, dejaba al aire mis tatuajes y lo que hay más abajo.

-¡Feliz Navidad! ¿Te has portado bien?

-Pues en realidad no, pero puedo compensar en este momento todas las travesuras que he hecho durante el año.

Sus palabras fueron afrodisíacos y las endorfinas corriendo por mi cuerpo hicieron que brincara sobre él, tumbándolo sobre la cama, para poder quitarle su ropa poco a poco.

Mientras tanto, él tan sólo podía ir tocando algunas partes de mi cuerpo, las suficientes para lograr que su duendecillo quedara totalmente erguido y listo para la acción.

¡Ahora entiendo por qué los duendes siempre fueron mis favoritos en los cuentos de Santa! Jajaja.

En fin, al sentirlo casi igual de caliente que yo, le propuse prender la compu y grabar nuestro encuentro para documentar nuestra Navidad del 2011.

-¡Por supuesto! Muero por poder ver nuestro encuentro mañana crudeando y disfrutar tan sólo de recordar lo rico que estuvo.

Después de un par de minutos para dejar todo listo para la acción, continuamos donde nos habíamos quedado, conectamos con un mega beso y fui arrancando su ropa hasta dejarlo totalmente en pelotas frente a mí.

-Ven, te quito el frío.

Subimos a la parte del jacuzzi y, apoyándonos en el sillón tantra, comenzamos con el cachondeo. Suavemente lo coloqué sobre aquél mueble, pasé mi boca por sus orejas, bajé hasta sus mejillas y, después de plantarle un delicioso "french kiss", bajé para seguir con el ritual erótico.

-Ay qué rico, no pares.

Seguí pasando mi lengua y saboreándomelo durante algunos minutos hasta ya no aguantar más la necesidad de sentirlo hacerme suya, así que me levanté y lo monté hasta clavarme en lo más profundo.

Mis caderas no podían parar de moverse mientras sus manos me nalgueaban una y otra vez. Me quité el disfraz que ya estorbaba y tan sólo me quedé con las botas blancas puestas para seguir montándolo.

-Espera, te quiero de espaldas, agáchate aquí que quiero ver cómo te entra desde atrás.

No...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR