Una niña bien... mala / Sexy Gangnam Style

Cada vez que alguien me reta con alguna apuesta, algo me pasa que me es imposible negarme y acabo pagando cosas inverosímiles, como la del sábado pasado luego de decidir aceptar la apuesta del Kraken de Pumas contra Tigres.

Como se podrán imaginar, ilusamente yo le fui con todo a mis Pumas y, del resultado, mejor no quiero ni hablar.

Sin embargo, la apuesta esta vez no incluía dinero, se trataba de bailar el famosísimo baile del caballo en frente de un grupo de amigos en algún lugar público, así que decidí cumplir ese mismo día en la noche el pago de mi apuesta pues, aprovechando que festejaríamos el cumple de una de mis amigas en un antro de esos en los que tocan absolutamente todas las canciones de moda y donde seguro pondrían el Gangnam Style.

El Kraken y yo pasamos por nuestra cumpleañera amiga -que por cierto es nuestro trío oficial cuando nos agarra la calentura-, recogimos a un par de amigos más y al fin llegamos al bar.

Cuando llegamos ya estaba un grupo tocando, así que nos instalamos, pedimos una botella y comenzamos a aflojar el estrés del día mientras bailábamos.

Mi amiga y yo comenzamos a bailar entre nosotras y poco a poco se nos fueron uniendo todos nuestros amigos hasta que, luego de un par de horas, al fin comenzó a sonar la rola tan esperada y, como por impulso, absolutamente todo el antro se paró a bailar como potros desaforados, así que no me quedó más que ponerle un toque picante a mi estilo y convertirlo en el Sexy Gangnam Style.

Mis piernas comenzaron a brincar y a cada salto mi faldita subía a tal nivel que mis pompis quedaban al descubierto mostrando la tanguita morada que combinaba perfecto con mi blusa que poco a poco iba perdiendo botones y que dejaba al descubierto mis bubis que podían verse rebotando de lado a lado según bailaba al ritmo de todos los demás.

Las miradas de todos poco a poco se centraban en mis disparates y de pronto sentí una mano que me jaló con fuerza y me subió al escenario para dar manga ancha en mis locuras, así que, dando cumplimiento a mi promesa, seguí sin parar durante toda la canción mientras lanzaba miradas sexys, me metía uno que otro dedo a la boca y lanzaba incitaciones traviesas a mi Kraken hasta su mesa.

Al finalizar mi blusa ya había recorrido toda la pista y yo me encontraba a medio vestir ahí arriba con tan solo mi lencería morada, la falda que llevaba y las zapatillas altas que me estaban matando.

-Amor, ¡aviéntame mi blusa por fa!

Una vez pasada la adrenalina de aquella...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR