Un botín llamado "Canelo"

AutorBeatriz Pereyra

La noche del 5 de diciembre de 2009, el manager José Chepo Reynoso se demoró más tiempo que el acostumbrado en vendarle las manos a Saúl Canelo Álvarez, el incipiente pugilista que se perfilaba para convertirse en ídolo del boxeo nacional. El hombre no terminaba de darle dos vueltas a la venda cuando la puerta del ves-tidor ya estaba abierta otra vez y por ella cruzaba el entonces alcalde de Tepic, Roberto Sandoval, en lo que fue un inagotable desfile de políticos, amigos y compadres que deseaban saludar o tomarse una foto con el pelirrojo deportista.

"Era su trofeo, su bulldog, su perrito nuevo. El presidente municipal -hoy gobernador de Nayarit- entraba cada dos minutos con sus cuates para tomarse una foto con el Canelo. Chepo paraba el vendaje y el muchacho posaba. En una esquina estaba la mamá, que nada tenía que hacer ahí; las cámaras de televisión (de Televisa) enfocándola y la señora en sus cinco minutos de fama creo que lo persignó 10 veces; esa fue la puntilla que me hizo decidir que no seguiría trabajando con ellos", cuenta Rafael Mendoza, agente internacional de boxeo.

Mendoza, quien representó al Canelo los primeros años de su carrera, comenta que el joven boxeador, envuelto en el huracán de la fama, está en camino de la autodestrucción por su falta de disciplina y por codearse con políticos que lo aprovechan para lucirse. Además, afirma que aunque ya hace dos años que firmó con Golden Boy Promotions, sigue siendo peleador "de relleno" y no la estrella.

Aquel 5 de diciembre, después de que por decisión unánime Álvarez derrotó al estadunidense Lanardo Tyner, Mendoza salió de la arena de la Universidad Autónoma de Nayarit sin enterar de su decisión al Canelo ni a Reynoso.

"En Tepic el Canelo andaba inaugurando calles con el presidente municipal que fue copromotor de la pelea, la cual, por cierto, estuvo a punto de cancelarse un día antes porque el señor (Sandoval) aún debía medio millón de pesos. El hotel también estaba controlado por él. Teníamos un contrato con la empresa ADO que pagó por llevar al Canelo a la arena en un camión con fotos enormes del peleador, y a la mera hora Reynoso me dijo que se iban a ir con el presidente municipal. Entre tanto relajo a Chepo se le olvidó llevar la bata del Canelo. Ya estaban enloquecidos, todo lo hicieron como les dio la gana; el Canelo andaba con guaruras y me di cuenta de que era un peleador de los que se convierten en mascotas de los políticos mientras son campeones mundiales, y después no les vuelven a hacer caso."

Con el argumento de que vendería los boletos a precios populares para que "el pueblo" pudiera ver a su ídolo, el priista Roberto Sandoval pidió a los promotores de la pelea, Ricardo Maldonado y Félix Tuti-co Zabala, que le vendieran en 1 millón de pesos la taquilla completa de la función.

Aunque no estaban de acuerdo, Mendoza cuenta que tuvieron que ceder porque Chepo Reynoso se empecinó en que así fuera. Incluso dijo que si el presidente municipal no pagaba, él mismo lo haría. El viernes anterior a la función, Sandoval aún debía 500 mil pesos, por lo que Maldonado y Mendoza al día siguiente anunciarían que se retiraban del evento. La madrugada del sábado el funcionario entregó el resto del dinero.

"Vendió la taquilla en 3 millones de pesos. Si se trataba de eso, nosotros hubiéramos puesto el millón, pero el presidente municipal lloró y dijo que él quería poner precios baratos para que la gente fuera, y no sucedió así. Lo que quería era darse un baño de pueblo, que la gente lo viera con el Canelo. Fue otro motivo para alejarme de ellos...

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