La caída (IV)

Días antes, el viernes 20 de junio, estaban divirtiéndose en el News Divine, cuando el operativo de la Unipol desató la tragedia que les costó la vida.

El domingo, durante toda la mañana, el llanto rompió el silencio de cementerio del pueblo viejo de Atzacoalco; cientos de personas llegaron con flores para despedir a sus amigos.

Erandi, Rafael, Daniel Alan, Ericka, Alejandro y Leonardo volvieron a estar juntos.

El llanto ahogaba a los vivos, unos a punto de desmayarse, otros gritando consignas contra el Gobierno del Distrito Federal y unos más pidiendo a Dios por su descanso; mientras que los muertos eran acogidos por la tierra del camposanto y cubiertos por un centenar de flores.

El dolor continuaba y no tenía Para cuando acabar. Tras los sepelios se dio paso a los novenarios y aún ahí, se gritaban consignas contra las autoridades responsables de la tragedia.

Pero no sólo el enojo se sentía en los rezos, en las calles, en las oficinas del MP , en los cuarteles de la Policía la mínima chispa encendía los ánimos.

Las reuniones en el cuarto de crisis del Gobierno de Marcelo Ebrard llevaron a varias acciones, que permitirían tranquilizar el enojo y la incertidumbre.

Se permitió a la Comisión de Derechos Humanos del DF realizar su propio peritaje, el Gobierno se hizo cargo del pago de los servicios funerarios, se otorgó un seguro de "responsabilidad civil" a los deudos y se llevaron ante las autoridades judiciales a más policías, agentes ministeriales y hasta funcionarios de la Policía como de la Procuraduría.

El jefe delegacional, Francisco Chíguil, se sumó a calmar la situación y pidió licencia para separarse de su cargo bajo el argumento de evitar entorpecer las investigaciones, pero aseguró que regresaría una vez que se despejen todas las dudas sobre su actuación.

El Gobierno de la Ciudad llamó a las familias de los nueve jóvenes que murieron en un antro de Gustavo A. Madero para entregarles un seguro por 150 mil pesos por "responsabilidad civil".

Además, se pagaron 400 mil pesos de los gastos funerarios de las víctimas.

Funcionarios de la Comisión de Derechos Humanos del DF realizaron la inspección, pero a su salida no quisieron dar detalle sobre su visita ni sobre anomalías que encontraron.

Los mandos de los policías y otros de tropa fueron el blanco de las autoridades para calmar el enojo.

Alejandro Garmiño Tejeda, jefe del Sector Pradera y nombrado dos veces Policía del Año, se esfumó, pero luego apareció y fue llevado directo al...

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