La de Calderón, provocadora... y sin destino

AutorCarlos Acosta Córdova

La iniciativa de reforma laboral que el presidente Felipe Calderón envió a la Cámara de Diputados con carácter de "preferente" el sábado 1 -y que a más tardar el 1 de octubre debe ser votada en el pleno-tiene más que agitado al mundo sindical.

Las dirigencias, lo mismo de sindicatos independientes que de los tradicional-mente cercanos y afines al PRI -sobre todo las grandes centrales obreras, verdaderos bastiones del partido-, andan como chivos en cristalería.

Si entre el sábado 22 y el lunes 24 los diputados de la Comisión del Trabajo no se ponen de acuerdo en torno a la iniciativa, dicen, lo considerarán un "golpe bajo" y un "ataque artero" a la autonomía sindical, y entonces tomarán calles y las principales plazas públicas del país en protesta por esa reforma.

Diversos líderes han anunciado incluso la toma de la tribuna de la Cámara de Diputados para evitar la aprobación de los cambios a la Ley Federal del Trabajo: no excluyen los plantones y tomas de oficinas públicas federales.

Pero las movilizaciones masivas con las que han amenazado no tienen una razón económica, como sucede ahora en Europa, particularmente en España, donde el desempleo es rampante -uno de cada cuatro españoles con posibilidades de trabajar está en la calle. Entre los jóvenes la situación es más grave: uno de cada dos está sin trabajo, y se les han reducido dramáticamente los beneficios sociales y el futuro inmediato se les presenta aún más negro.

O como sucedió por última vez en México en los ochenta, cuando centenares de miles de trabajadores se movilizaron durante años en protesta por los dramáticos ajustes que aplicó la administración de Miguel de la Madrid (1982-1988) luego del desastre financiero que le dejó su antecesor, José López Portillo, y que implicaron un desempleo inédito en el país, una carestía asfixiante y una caída histórica del poder adquisitivo de los salarios.

Ahora las razones son otras. Lo que trae con los pelos de punta a los líderes sindicales -ya ni siquiera a los propios trabajadores- es que la iniciativa presidencial tiene un claro propósito, no económico sino político, y propone acabar con los abusos y los privilegios de quienes les han permitido eternizarse en el cargo y manejar a su capricho las cuotas de los trabajadores. En la mayoría de los sindicatos sus afiliados desconocen cuánto dinero reciben sus dirigentes y en qué se lo gastan.

Son dos grandes temas los que trae la reforma laboral, que tiene en sesión permanente a la Comisión del Trabajo de la Cámara y en febril cabildeo a los líderes sindicales.

Uno es lo que se ha dado en llamar la "flexibilización del mercado laboral", en sus dos vertientes: facilitar el acceso a un puesto de trabajo a través de nuevas modalidades de contratación y hacer más fácil también la conclusión de una relación laboral.

El otro tema es, justamente, el de los sindicatos. La iniciativa de Calderón va dirigida al corazón de la vieja estructura del PRI y plantea que las directivas gremiales sean electas mediante el voto libre, directo y secreto, para acabar con lo que ocurre ahora en la mayoría...

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