Ha callado el son alegre de "El cubano" López

AutorBenjamín Anaya

Sonero y activista de izquierda desde muy joven, conocido popularmente como El Cubano, Juan Carlos López Almazán provenía de una familia afrodescendiente de la comunidad de Ometepec, en la Costa Chica de Guerrero, que migró a la capital de México para asentarse en la calle de Matamoros, en el barrio de Tepito, donde nació el 23 de agosto de 1957.

Con lágrimas, sin aliento, momentos después del deceso, su hija Vania López afirmó a Proceso que su padre "era un apasionado del amor" y que sus grandes amores fueron "la guitarra y mi madre", aunque -sonrió- "creo que más la guitarra". Y en reconocimiento a la labor de los médicos del Hospital 20 de Noviembre de la capital del país, suplicó:

"¡Agradéceles, por favor! Desde que llegó nos lo trataron muy bien, con mucha amabilidad. Había un doctor muy jo-vencito que lo recibió cuando mi papá todavía podía caminar y le dijo: 'No, no es que usted no pueda. ¡Yo lo voy a cuidar!'. Les agradecemos en el alma, a pesar de que nunca estuvo tan solo, lo que siempre le gustó fue estar con la familia y con la gente. Los doctores fueron muy humanos. Hay muchas cosas malas en este país, pero a mi papá le tocaron cosas buenas."

Con su hermano Carlos, también integrante del combo, le rendirán un homenaje "cuando pase todo esto", expresó Vania.

Música de resistencia

Con su voz grave de sonero y pronunciación "costeña" afrodescen-diente, del sur de Guerrero, El Cubano tañía con maestría la guitarra y todas las modalidades en que ésta se presenta en la amplia geografía musical de México y Latinoamérica. Tocaba indistintamente el tres cubano, la guitarra huapanguera, el cuatro, la guitarra alta o requinto, la guitarra española, el bajo sexto y la guitarra eléctrica.

López Almazán poseía una retentiva musical privilegiada. Podía recordar (y cantar e interpretar en cualquier espacio bohemio, o sobre los escenarios, la mayoría de ellos en mítines, luchas populares, sindicales y estudiantiles, o en algunos grandes festivales) miles de canciones de memoria, muchas de ellas sin haberlas interpretado por años.

Durante los setenta, siendo aún muy joven, saldría para abrazar las luchas populares, en plena efervescencia de la guerra sucia contra los disidentes de la era Díaz Ordaz-Echeverría, cuando los espacios de lucha se tornaron muchas veces clandestinos. El canto popular resultante no sólo de México, sino de Hispanoamérica, fue abrazado por Juan Carlos López Almazán, y junto con su cuñado Daniel González y otros miembros...

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