La calle diario de un espectador / Nuestra señora del harnero

En la página frontera a la que leímos para contar un por fortuna frustrado pleito entre Salvador Elizondo y Vicente Leñero, que éste cuenta en Revista de la Universidad de febrero, figura un texto de José Ortega y Gasset seleccionado por su tocayo De la Colina para su columna De la página viva. Se trata de la crónica de una tormenta, titulada Nuestra señora del harnero, que muestra que su autor no sólo era filósofo sino escritor en toda la extensión de la palabra y cuyas descripciones dicen así:

"Era tiempo de agosto, bochornoso, inquieto y en aquella tierra fría aún se andaba en la recolección. Los pueblos estaban ceñidos por el cinturón dorado de las eras, donde las parvas relucían como joyas amarillas. A mediodía llegué a Romanillos, una aldeita náufraga en un mar de espigas. Entré en la posada parea guarecerme del exceso solar. Por contraste con la radiación exterior, el zaguán parecía una fresca tiniebla. En cambio, desde lo oscuro, el portal era una pantalla de cinematógrafo harta de luz y vagamente irreal. Pasaban los labriegos por el camino, vestidos de calzón corto y pañuelo a la soriana - cuerpos menudos y sarmentosos, teces negras, dientes ebúrneos. Tras ellos, los mulitos, campanilleando, cargados con los costales de cebada rubia, recién reventada. Todo el pueblo de ambos sexos estaba en las eras trabajando nerviosamente, porque en tal época son inminentes las lluvias y puede fermentar la cosecha sino se la recoge pronto.

Sobre el horizonte asoma su hombro negro una nube redonda, torva, maléfica, mágica, y con ella, un extraño dramatismo en el paisaje. De repente entra por el umbral una tolvanera que enciende la tiniebla con innumerables lucecitas áureas: las menudas pajas que revuelan y ciegan. Poco después, otra ráfaga y otra. Caen unas gotas gruesas que estallan sobre el polvo del camino. Los transeúntes avivan el paso. Las gotas menudean y un trueno gigante retumba. La nube cubre el horizonte. Llega a la carrera, en un galope triunfal, como si...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR