"A cambio de nada"

AutorJavier Betancourt

Guzmán luchó por casi una década por obtener apoyo para rodar su película, un relato de iniciación y de amistad de dos adolescentes que caminan por el filo de la navaja entre la delincuencia y la inocencia: No son conscientes de rebelarse contra la realidad social ni de que son parte de un daño colateral.

Darío (Miguel Herrán) va a cumplir 16 años, sus padres están por divorciarse y lo jalonean para que declare en el juicio, aun a punto de perder la escuela debido al ausentismo. Con su amigo de infancia, Luismi (Antonio Bachiller), se dedica a armar robos pequeños de cosas que les gustan -ropa, lentes y partes de motocicletas que le venden a Justo (Felipe García Vélez), un mecánico de dudosa reputación que funciona mucho como padre sustituto de Darío-.

Tal como exige la receta del género adolescentes-rebeldes, los chicos pasan sin medir las consecuencias de sus actos y las cosas se ponen feas.

A cambio de nada no escatima los lugares comunes de los cuatrocientos golpes del joven que no encuentra su lugar en la sociedad y de la incomprensión de los adultos, pero el director escapa de la tesis social gracias al sentimiento auténtico que proyectan sus protagonistas; el espectador entiende que el enojo y la desesperación que proyecta Darío provienen quizá del conflicto con sus padres, pero él lo vive de manera directa, como si fuera la primera vez que esto ocurriera en la historia del cine.

Con el contenido autobiográfico de la historia de Guzmán, éste logra un doble efecto: El actor que interpreta a Darío funciona como fetiche para transmitir emociones reales, esas que el director habrá experimentado en su vida de adolescente de barrio, debido a lo cual se impone distancia, un mínimo de...

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