El camino de la desintegración

AutorPatricia Lee Wynne

Ucrania sigue su ruta a la desintegración. Sus fuerzas de seguridad han fracasado en sus intentos de controlar las protestas sociales en el sureste del país, donde la mayoría de los policías locales se pasaron al lado de los manifestantes prorrusos y la población confiscó los tanques enviados por Kiev. Al mismo tiempo continuaban ocupadas las sedes gubernamentales de pueblos y ciudades, donde las barricadas y mítines se reproducen por doquier.

El miércoles 16 los medios mostraron con lujo de detalles a la población de Kra-matorsk, en la región de Donetsk, frenando los tanques, con los soldados ucranianos desertando, reemplazando la bandera ce-leste con el tridente dorado por la bandera blanca, roja y azul de Rusia. Los tanques, que siguieron el viaje hacia la localidad de Slaviansk, se estacionaron en el centro, convirtiéndose en objeto de curiosidad turística, con las mujeres y los niños tomando fotos o dejando osos de peluche.

El hundimiento de las instituciones estatales que responden a Kiev es evidente. El envío de soldados del ejército ucraniano -el cual según el ministro de Defensa sólo tiene 6 mil efectivos listos para el combate, de sus 41 mil integrantes- se hizo sólo después de que los policías locales dejaron de responder al gobierno central y se negaron a reprimir las protestas.

Un partidario del gobierno de Kiev escribió en su blog: "En Lugansk renunció 50% de la policía, la sede de los servicios de seguridad fue asaltada y capturada por los separatistas", y en Donetsk "la situación es extremadamente adversa: casi toda la policía traicionó a Ucrania. Todos los puestos de control son controlados por hostiles".

La pérdida de poder es tal que el alcalde de Kramatorsk se dirigió suplicante a los ciudadanos: "A pesar de la difícil situación en la ciudad, de manera encarecida les pido que no impidan el movimiento de los vehículos militares; estén atentos, tranquilos, no tomen parte en mítines y cuiden a sus niños".

La rebelión del carbón

Irina, de 56 años, es enfermera y no se pudo jubilar a los 55, como antes correspondía a las trabajadoras de su especialidad, porque el gobierno aumentó la edad para retirarse. Todos los días camina de su casa al trabajo, cerca de la sede del gobierno regional, ocupada por manifestantes que proclamaron la República Independiente de Donetsk e izaron una bandera negra, blanca y azul, reemplazando el blanco de la bandera rusa por el negro del color del carbón, el principal recurso natural de la...

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