Y los campesinos se niegan a ser despojados

AutorArturo Rodríguez García y Areli Villalobos

SAN SALVADOR ATENCO, ESTADO DE MÉXICO.- Un camino de tezontle atraviesa los campos de cultivo. Aunque es posible circular por encima a baja velocidad, la cantidad de camiones y trascabos hace optar por una terrace-ría adjunta, que es el viejo camino vecinal. De pronto el tezontle choca con una vivienda rural.

La estampa parece irreal, tanto como otros escenarios que se conocen apenas saliendo de San Salvador Atenco con rumbo al campamento ejidal El Porvenir, el último asentamiento antes de que el llano verdoso que es el lecho seco del antiguo lago de Texcoco se interrumpa por una enorme barda perimetral, imposible de trasponer, donde se construye el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM).

El lecho no está tan seco, las lluvias despiden agosto y saludan septiembre con crecidas de hasta metro y medio, en canales que, según los campesinos del lugar, suelen desbordarse y anegarlo todo, por más que a través de los siglos han intentado conducir el cauce de los siete ríos que, vivos o muertos, desembocan ahí y a los que atribuyen la fertilidad de sus parcelas. Tanta fertilidad que ese 28 de agosto se hacen acompañar de agrónomos de la Universidad de Chapingo y del brasileño Sebastiao Pinheira, el científico opositor al maíz transgénico que les ha llevado semillas susceptibles de cultivarse en la salinidad.

Pero nada supera el camino de tezontle que se acaba en la casa de Nieves, una campesina que, con su familia, resiste sola la obra y cuyo patio retiembla mientras el ruido ensordecedor de un trascabo acecha al otro lado del jardín, donde se reinicia el camino que se interrumpirá más adelante, en la parcela de Miguel Medina, quien tampoco quiso vender su propiedad.

Nieves no quiere dejar su casa ni su parcela ni ceder a las presiones que, a base de ofrecimientos económicos e intimidación, la quieren echar de su tierra ancestral.

El camino parte en dos un territorio: el viejo lago de Texcoco queda al poniente, mientras que los pueblos de origen prehispánico circundantes, como Atenco, Acuexcomac y Tocuila, aprovechan desde siempre los brazos del río Papalotla.

Por la maquinaria que trabaja a toda marcha en distintos puntos, es posible advertir que los ingenieros que ahí aplican su técnica, decidieron hacer lo mismo que, a unos cuantos kilómetros, realizan otros ingenieros en el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM).

El camino y la maquinaria no tienen marcas, pero los integrantes del Frente de Pueblos...

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