Canal 22: empezar de nuevo

AutorErnesto Villanueva

Primero. En mi texto Cremoux: Censura, ignorancia y represión, publicado en estas páginas (http://www.proceso.com. mx/?p=410216), abordé el caso de restricción a la libertad de expresión, guerra psicológica y represión laboral que puso en operación el entonces director del canal, Raúl Cremoux, quien tuvo la capacidad de hacer mucho mal en poco tiempo, en perjuicio del interés público. El problema del 22 se convirtió en parte de la agenda de la discusión nacional por dos razones fundamentales: a) Lo burdo y alevoso del actuar del director contra quienes se atrevieron a pensar por sí mismos, a decir no a las ocurrencias absurdas del señor Cremoux y a ejercer sus derechos fundamentales de expresión y no agachar la cabeza; y b) la estrategia de movilización y de incidencia de un grupo creciente de periodistas de ese canal público bajo la autoridad moral de su director de noticias, Juan Jacinto Silva, y el autor de su programa de periodismo de investigación, Marco Lara Klahr.

El desencuentro se volvió más áspero conforme el tiempo avanzaba y el director del 22 cesaba ilegalmente a cada vez más conductores, reporteros, editores y directivos del área de noticias, escalando el conflicto en espera de agarrar del estómago a los "conflictivos", a los que rechazaban la uniformidad autoritaria y la muerte noticiosa del 22. En un inusual acto de dignidad que merece ser señalado, los "conflictivos" no callaron, ni cayeron por hambre, necesidad o comodidad. El arribo de Aurelio Nuño a la Secretaría de Educación Pública permitió el inicio de un periodo en que la razón pueda tener cabida en ese espacio público, y ordenó la remoción de Raúl Cremoux y de sus sicarios jurídicos y financieros.

Segundo. Otra decisión fue afortunada. Me refiero al nombramiento en ese puesto de Ernesto Velázquez, el hábil director de TV UNAM que hizo del canal universitario objeto de reconocimientos nacionales e internacionales. En efecto, Velázquez combina su pericia profesional en el tema, del que habla su currículum por sí mismo, y sus atributos personales para hacer lo que procede en casos como el del 22. Mis apreciaciones no son gratuitas. A los hechos me remito. Lo primero que hizo fue desactivar la bomba de tiempo que le heredó Cremoux. Si éste apostó por el garrote, aquél privilegió el diálogo, la razón y el sentido de justicia, que en este país no es precisamente la práctica recurrente.

A Juan Jacinto Silva se le restituyeron sus derechos. Optó por terminar su ciclo en el...

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