Capitalizó el hartazgo

AutorJesús Cantú

Los analistas se dejaron llevar por su rechazo a Donald Trump, a sus propuestas simplistas e inviables, al lenguaje maniqueo y reduccionista, y su llamado a las emociones y los instintos; y, en contraparte, les ganó su empatia con el mensaje tradicional de la abanderada demócrata y con sus propuestas estructuradas y razonadas. Esto impidió que captaran la creciente indignación de una población que se siente "abandonada" por sus gobernantes, ajena a los beneficios de una recuperación económica selectiva y vulnerable por su precaria situación y la inestabilidad de sus empleos.

La campaña dejó claro que las élites política, económica, intelectual y mediática estaban alineadas con Clinton, quien personificaba al político tradicional y no representaba ningún riesgo. Representantes de esas élites difundieron sucesivamente los posicionamientos que destacaban los riesgos de elegir a Trump y destacaban las certezas que generaba la demócrata.

Por su parte, Trump encontró los mensajes, las imágenes y las vías adecuadas para responsabilizar del deterioro de la calidad de vida de un determinado segmento poblacional a la apertura comercial y de fronteras, así como a la inacción o acciones interesadas de la tradicional élite política para, a partir de eso, detonar la indignación ciudadana, enarbolar una promesa de esperanza y cambio y colocarse como su mejor opción para remediar (o al menos paliar) su situación.

Para potenciar el impacto del discurso de Trump, Clinton fue la candidata ideal, por sus 30 años de vida política y los escándalos en los que estuvo implicada, pero también por su discurso a lo largo de la campaña y los debates; igualmente contribuyeron las acciones de las otras élites.

Al revisar los resultados finales de la elección del pasado martes, es evidente que a pesar de las diferencias con varios de los principales líderes del Partido Republicano, Donald Trump retuvo el voto de los tradicionales votantes de ese instituto en los estados del sur y el oeste, pero además logró reconquistar a un electorado conservador que había optado por los demócratas en las últimas elecciones. Apeló a las aspiraciones y los miedos de los hombres y mujeres blancos conservadores y "olvidados", mayores de 50 años, de bajos ingresos y sin educación superior, que enfrentan dificultades económicas pero no son marginados.

Esto fue especialmente evidente en los llamados estados del "cinturón del óxido", en la región noreste de Estados Unidos, que tras los años de...

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