Una captura que tiene en jaque al proceso de paz

AutorRafael Croda

BOGOTÁ.- Jesús Santrich, excomandante de las FARC, asume la lucha contra su extradición a Estados Unidos como su "última batalla".

Este lunes 30 el estratega de las negociaciones de paz de esa exguerrilla con el gobierno cumplirá 22 días en huelga de hambre en la cárcel La Picota, en esta ciudad. Ha perdido nueve kilos y dice que no suspenderá el ayuno hasta que la justicia colombiana le garantice un debido proceso y libere a 600 presos políticos del desaparecido grupo insurgente que aún están detenidos, pese a que los acuerdos entraron en vigor hace un año y cinco meses.

"Su lucha es por la liberación de los prisioneros de las FARC, por que se cumpla con la implementación de los acuerdos de paz y por que las autoridades cesen el chantaje de la extradición", dice a Proceso su abogado, Gustavo Gallardo.

Santrich, quien es invidente y padece hipoglicemia y epilepsia, ha advertido en mensajes que divulga a través de Gallardo que llevará su huelga de hambre "hasta el final", en caso de que la Fiscalía General de la Nación (FGN) "persista en el montaje judicial" que lo tiene en la cárcel con fines de extradición a Estados Unidos desde el pasado lunes 9.

El jueves 26 fue trasladado de La Picota a un hospital "de manera preventiva, para evitar una descompensación", informaron las autoridades penitenciarias.

El exjefe guerrillero no sólo parece decidido a mantener el ayuno, sino que ya hasta se despidió de sus hijos, sus padres, su familia y sus camaradas. En un audio de tres minutos expresó su alegría por haber vivido de manera profunda, intensa y con pasión. Y lo hizo así, según dijo, porque "de alguna manera, yo conocía mi destino". Concluyó el mensaje con un "hasta siempre".

La aplicación de los acuerdos de paz ya venía sufriendo varios tropiezos desde el año pasado, cuando el Congreso modificó partes sustanciales de lo negociado y los programas de reincorporación de excombatientes quedaron atrapados en la burocracia.

Y ahora, la detención de Santrich y su huelga de hambre colocan al proceso de paz "en su punto más crítico" y ante el riesgo de convertirse en "un verdadero fracaso", según advirtió la exguerrilla.

La Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), el partido político en que se transformó la antigua organización insurgente -antes llamada Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-, considera que la captura del dirigente es parte de un "plan orquestado" por el gobierno de Estados Unidos y la fiscalía colombiana para involucrar en asuntos de narcotráfico a varios exjefes guerrilleros.

Esto, señala un documento del Consejo Político Nacional de la FARC, "con el propósito de decapitar la dirección política de nuestro partido y sepultar los anhelos de paz del pueblo colombiano".

Santrich es una figura de enorme influencia de la antigua guerrilla. Junto con Iván Márquez, el número dos de la organización después de Rodrigo Londoño, Timo-chenko, encabeza el sector más ortodoxo del nuevo partido político.

Las élites colombianas lo consideran un radical y...

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