Carlos Abedrop: la banca y la UNAM

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

No todos lo hicieron. “Trémulos, incrédulos, desencajados, los líderes privados permanecieron sentados”. Estaban allí Manuel J. Clouthier, presidente del Consejo Coordinador Empresarial; Emilio Goicoechea, de la Concanaco; Prudencio López, de la Concamin, y Carlos Abedrop Dávila, director del Banco del Atlántico y presidente de la Asociación de Banqueros de México, el sector directamente afectado por las decisiones presidenciales. “Abedrop echó la cabeza atrás, como queriendo dormir, mientras se anunciaba que los banqueros encabezados por el antiguo comunista dejaban de tener sitio en la sociedad mexicana”. (La banca nuestra de cada día, Océano, 1982.)

Al salir del Palacio Legislativo, Abedrop refutó a López Portillo, a contracorriente del entusiasmo (pasajero o fingido) de los legisladores que antes de cuatro meses estaban ya iniciando la reprivatización de las instituciones de crédito afectadas por los decretos de López Portillo. Consideró un error sacar de la gestión privada el negocio de la intermediación financiera y rechazó el feo retrato que el presidente había trazado del comportamiento de los banqueros y sus empleados en el saqueo que debilitó al peso, devaluado aunque López Portillo jurara defenderlo como un perro.

Hacía por esas fechas 18 años que Abedrop pertenecía al Club de Banqueros. En 1964 había adquirido el control del Banco del Atlántico y desde entonces lo había hecho crecer. Contaba en aquel momento fundacional con apenas cinco sucursales, y cuando la institución fue expropiada ya sumaban 170, un número respetable, suficiente para competir con los que entonces y ahora eran los gigantes de la banca, Banamex y Bancomer.

Para llegar a la banca Abedrop había trabajado duro 20 años. Nacido en cuna modesta en Monclova, Coahuila, el 4 de noviembre de 1920, siguió una ruta frecuente en los años 30 y 40. Se hizo profesor de primaria en la Escuela Normal de Saltillo, y luego estudió economía en la Universidad Nacional. Vivía no lejos del domicilio del plantel, en la calle de Cuba, cerca de Santo Domingo, un inmueble que varias décadas después contribuiría a remozar para que albergara a la asociación de exalumnos de esa escuela nacional convertida más tarde en facultad. Durante sus estudios universitarios tuvo una breve militancia comunista, en que no perseveró debido entre otras causas a las frecuentes disensiones y purgas en ese núcleo iniciático de la izquierda mexicana.

Poco después de graduarse en la ENE, donde fue alumno...

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