Carlos 'Warrior' Guerrero / El placer de ser azul

¿Qué razones encuentran los aficionados al Cruz Azul para mantenerse estoicos y leales a pesar de los abominables e inciertos momentos que atraviesa el equipo?

Seguramente las mismas razones por las cuales alguien paga un boleto para subir a una montaña rusa o las causas por las cuales en un bar, se puede observar a un puñado de amigos entrelazados retorciéndose entre ligeras descargas eléctricas. En el sufrimiento se encuentra algo de placer; en el placer, algo de sentido y en el sentido, un sentimiento.

Ser de Cruz Azul es saber que la salsa de habanero genera estragos e irritación, pero a la botella ya le queda poco porque se la ha puesto a todo. La clara demostración de superioridad y valentía a través del reto. Hasta dónde puede llegar mi bravura y atrevimiento ante los demás. Soy de Cruz Azul y por lo tanto soy fuerte. Soporto descargas, mareos e indigestión.

Según Iñaki Piñuel, autor del libro "Las 5 Trampas del Amor", el deseo humano se refuerza si encuentra oposición y se debilita tras la consecución. Ser aficionado al Cruz Azul sabiendo que el desenlace es más que obvio, sabe a obstáculo, a prueba, a correr un maratón con los pies descalzos o a un amor platónico.

Dicen que cuanto más dificultad por tener a la persona que nos gusta, más grande será el deseo de añorarla aún con escasas posibilidades de alcanzarla. El sentimiento por el equipo se vuelve terquedad y es directamente proporcional a la dificultad de que se concrete el objetivo.

Con Cruz Azul, lo inalcanzable es parte de la esencia y lo intangible es su ilusión.

Quizá, cuando el título o el beso sea...

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